Tal y como se preveía, la reunión de ayer entre la Asociación Hotelera y Extrahotelera de Tenerife, La Palma, La Gomera y El Hierro (Ashotel) y los sindicatos solo sirvió para evidenciar las diferencias que separan a ambos para alcanzar un acuerdo que desbloquee la negociación sobre el nuevo convenio colectivo del sector en la provincia tinerfeña.

De hecho, al término del encuentro ambos se acusaron de "irresponsables" y se recriminaron mutuamente la poca voluntad de consenso.

Por ello, las organizaciones sindicales auguraron un "prolongado conflicto" y recalcaron que seguirán adelante con su calendario de movilizaciones, cuyo siguiente paso, tras la manifestación del miércoles en Playa de las Américas, será la entrega de panfletos informativos a los turistas alojados en los hoteles de la Isla a partir del lunes, concentraciones en los aeropuertos, a lo que se le sumará una nueva marcha, en esta ocasión en el Puerto de la Cruz, en las próximas semanas y, si antes no se produce ningún avance, se llevará a cabo una huelga en agosto.

No obstante, las dos partes subrayaron incidieron en que no renunciarán al diálogo y, a pesar del fallido intento de ayer, se volverán a citar para la próxima semana, previsiblemente el próximo viernes.

El presidente de Ashotel, Jorge Marichal, aseveró que "si todavía estamos hablando, no es lógico que haya gente con pancartas en la calle", al tiempo que apostilló que "las acciones de protesta que se están escenificando" se están traduciendo ya en bajada de ventas y anulaciones de reservas".

Marichal enfatizó que el objetivo de la patronal "no es soslayar los derechos adquiridos por el colectivo, sino adecuar el convenio a los nuevos tiempos".

En este sentido, argumentó que "los empresarios estamos dispuestos a ceder en algunos aspectos, pero a cambio de flexibilidad para mejorar nuestra competividad, que está cayendo año a año".

Al respecto, las dos propuestas que Ashotel llevó ayer la mesa de negociación consistieron en "prorrogar el actual convenio hasta el 30 de junio de 2013 y congelar las retribuciones salariales hasta la misma fecha".

Sin embargo, los sindicatos insisten en exigir un incremento del 2,4% o del 0,5%, asociado a un aumento de la contratación que permita situar la media de empleados mensual en el sector en unos 16.500 frente a los 15.700 actuales, una medida a la que el máximo representante de la patronal tinerfeña se opuso al entenderla como "poco pragmática y difícil de implementar ante la coyuntura en la que estamos".

Ante este atasco, el colectivo sindical urgió la "inmediata mediación" del Ejecutivo autónomo. Por contra, Marichal consideró que no es necesaria. "No se lo que pinta el Gobierno aquí", sentenció, a lo que agregó que "bastantes problemas tiene con los suyos como para meterse en más". Así pues, apuntó que "claro que está preocupado por la situación, pero, en este momento, nos toca a nosotros solos negociar nuestras cosas y alcanzar nuestros acuerdos como siempre lo hemos hecho, sin recurrir al primo de Zumosol".