Pasan los días, pasan las semanas y pasan los meses sin que el Gobierno presidido por el necio político que nos ha tocado en desgracia tome ninguna decisión capaz de mitigar el hambre de muchas familias -familias que han de alimentar a sus hijos con mendrugos de pan duro-, ni de acabar con las muertes en las listas de espera sanitaria, ni de crear puestos de trabajo para los jóvenes. Lo peor es que sigue el derroche de la Televisión autonómica, de la Policía Canaria y hasta del Parlamento de Canarias. Una televisión de malísima calidad dirigida por un discjockey poco formado y sin más mérito que ser amigo de Paulino Rivero, a cuyo servicio está por completo. Una Policía Canaria de la que se han dado de baja muchos agentes porque saben que no es un auténtico cuerpo policial -ya tendremos el nuestro propio cuando seamos una nación soberana- sino un apaño de Ruano y Rivero para revistarlos, hocico en alto, durante los actos oficiales. Porque a pesar del hambre, de las muertes y de la emigración, el Gobierno del déspota y tirano político sigue gastando ingentes cantidades de dinero público no solo en inutilidades como la Televisión Canaria, la Policía autonómica o la Radio Nacional de Canarias, sino también en boato: casi medio millón de euros costaron los actos del Día de Canarias. Otra mentira de celebración, porque mientras seamos una colonia no tenemos libertad, ni identidad ni dignidad para celebrar nuestro propio Día, como celebran los franceses el 14 de Julio o los norteamericanos el 4 de Julio, fecha esta última de su independencia. Incluso España celebra el 2 de mayo como la festividad de su independencia de Francia, pero a nosotros, los canarios, no nos deja el Gobierno español conmemorar nuestra independencia por la razón de que los españoles nos mantienen esclavizados.

Paulino Rivero debe ser juzgado y condenado por los que han muerto en las listas de espera, por los niños que pasan hambre y hasta perecen a causa de la desnutrición y por la tragedia económica y social que ha creado en unas Islas que antes -no nos cansaremos de repetirlo- eran afortunadas. Debe ser sometido a juicio y enviado a presidio por estos motivos, pero también por su traición política al pueblo canario. ¿Cómo es posible que se esté construyendo un palacio en El Sauzal cuando tantos canarios no tienen qué comer? ¿Cómo es posible que la goda política se pasee con peinetas pagadas con el dinero de todos los canarios, mientras que la pareja rumana guarda el suyo para amueblar el palacio en el que van a vivir? ¿Cuánto tardará el pueblo en echarse a la calle?

Paulino Rivero, la virreina y goda política y todos sus secuaces políticos nos siguen persiguiendo por decir estas cosas. Nos niegan contratos y producciones que sí les dan a otras empresas de muchísima menor solvencia. Si piensan que así van a poder con nosotros están muy equivocados. Se equivoca tanto el torpe político que preside el Gobierno como "doña Carmen la de las peinetas". Si tuvieran vergüenza política, se esconderían y no se atreverían a salir a la calle. Parece que no la tienen.

Seguimos confiando en los patriotas de CC. Confiamos en que pronto Ana Oramas tome la palabra en el Congreso de los Diputados para exigir que se inicie el proceso conducente a la liberación de Canarias de su yugo colonial. Ana Oramas se distanció de esta casa, que es la suya, con el argumento de que la habíamos insultado. Todavía estamos esperando que nos diga cuándo y dónde la insultamos. Sin embargo, queremos seguir pensando que es una nacionalista pura, al igual que Fernando Clavijo, ambos de La Laguna; de casta le viene al galgo. Ana Oramas tiene que ser valiente y pedir la independencia, pues por hacerlo no la van a condenar a muerte. Debe dar ese paso y todo lo demás nos llegará por añadidura. De Paulino Rivero, auténtico necio y déspota político, sabemos que no podemos esperar nada, pero de los dos patriotas de CC que acabamos de citar, así como de otros muchos -entre los que destacan varios alcaldes- depende el futuro de estas Islas. No comprendemos, lo reiteramos, por qué abandonó esta casa Ana Oramas, pero no dejamos de reconocer que es un valor político y que tiene en sus manos el futuro de Canarias. Solo hace falta que deje de estar acobardada y que demuestre su patriotismo.