Las calles ubicadas por encima del puente Zurita se encuentran en un estado lamentable. El paso por ellas se ve dificultado por las grietas en las aceras y las resbaladizas flores que caen de los árboles.

Los vecinos del barrio coinciden en que "todo sigue igual" un mes después de que EL DÍA publicara un reportaje sobre la situación en la que se encontraba el barrio del Uruguay. "Yo lo que pido es que vengan a limpiar más a menudo y más con este calor", destaca Rosa Velasco, vecina de la calle Diego Crosa. El olor a orines y la suciedad reinan en las calles de la zona e impiden que sus vecinos caminen por ellas con tranquilidad. "Los excrementos de perros se pueden recoger, pero los orines se quedan ahí", apunta Juan Marichal, de la directiva de la asociación de vecinos La Arboleda, mientras señala las marcas que dejan éstos en el suelo. Los perros también orinan en la base de las farolas que ahora se están pudriendo debido a la falta de limpieza. A esto se suma la conducta insalubre de una vecina. "Es una mujer que está enferma y cada vez que se sienta en un banco, se orina encima", afirma Marichal.

El olor, que se intensifica con el calor, hace que sea casi imposible estar en la calle. "El otro día tuve que entrar en mi casa porque me estaban dando hasta arcadas", recalca Rosa Velasco. Debido a esta situación que parece no tener solución, los vecinos son los encargados de cuidar las calles de su barrio. "Salimos con nuestros cubos a limpiar las aceras y los bancos, que están que da pena", añade Velasco.

Otro de los problemas que preocupan a los vecinos es la acera próxima a la parada del tranvía del puente Zurita, ocupada casi en su totalidad por un muro. Ésta estaba en mal estado y fue asfaltada hace poco, pero el espacio que hay entre la carretera y el muro es mínimo. "El otro día pasaba por ahí una mujer con un carrito y un camión le golpeó en el muslo porque no hay sitio para que pasen ambos a la vez", cuenta Velasco. Este muro limita con un solar en el que se estaba levantando un edificio, obra que ahora está paralizada. La asociación de vecinos La Arboleda pide que se desplace el muro un poco hacia atrás para evitar futuros accidentes.

En la misma zona, hay un paso de peatones que tiene un escalón demasiado alto para que pasen los minusválidos. "Hay un hombre que va en silla de ruedas y tiene que ir por la carretera porque no se puede subir a la acera", atestigua Juan Marichal.

En este barrio hay dos paradas de guaguas que están en desuso, pero se mantiene el espacio reservado para ellas. "Los coches aparcan sobre las marcas que indican la situación de las paradas y los policías los multan, aunque ya no se usen", apunta Marichal. "He llamado varias veces a Dámaso Arteaga y me contesta que las van a quitar, pero no se hace nada", añade. La parada que sí está habilitada entorpece la circulación de los coches, por lo que los vecinos esperan que se desplace unos metros más arriba para evitar atascos innecesarios.

El equipamiento Diego Crosa sigue en el mismo estado que hace un mes, exceptuando su cierre parcial. Se ha levantado una puerta en una de las entradas y se ha vallado otra. Aún así, aún se puede acceder a él por el barranco de Santos. "La verdad es que da pena verlo", asiente Rosa Velasco al ver los cristales de las ventanas rotos, las paredes llenas de pintadas y el suelo repleto de cables sueltos.