La 99 edición del Tour de Francia se lanza hoy en Lieja con dos favoritos que arrasan en las apuestas, el australiano Cadel Evans (BMC), defensor del título, y el británico Bradley Wiggins (Sky), con ocho triunfos en la temporada y llamado a marcar diferencias en una edición que se puede decidir en los 100 kilómetros de contrarreloj.

En ausencia del español Alberto Contador y del luxemburgués Andy Schleck, el pronóstico es anglosajón, algo en el que coinciden la mayor parte de directores y corredores, que, en particular señalan a Wiggins, un corredor "milagro" que ha pasado de brillar en la pista con título olímpicos y mundiales a optar al Tour. De entrada, su temporada es intachable, ha hecho algo inédito, ganar la París-Niza, el Tour de Romandía y el Dauphiné, en esta última humillando a Evans en la contrarreloj.

"Wiggo", que ha afilado su puesta a punto con concentraciones en el Teide, se siente "preparado para poner en practica todo el trabajo del año", asumiendo que es su momento. Además contará con todo el potencial del Sky, equipo que se tendrá que doblar para la general de su líder y buscar los triunfos de etapa de Mark Cavendish, apartado no exento de la posibilidad de polémica.

Por su parte, Evans está listo para renovar el título, ya sabe lo que tiene que hacer pero le carga al británico la responsabilidad de favorito número uno del Tour, y admite que la clave será la contrarreloj, especialidad en la que reconoce su inferioridad respecto a Wiggins.

Pero el Tour 2012 ofrece tres etapas de montaña con final en alto y otras con puertos suficientes para que los escaladores suavicen su desventaja contra el reloj. Serán bazas que deben jugar los favoritos del segundo escalón con el trabajo de equipo, para desbloquear el control previsto del BMC y Sky.