Lo que era el sueño de José Antonio García se ha convertido en su constante pesadilla, ya que las ayudas que pensaba recibir de las administraciones para mantener su explotación ganadera no acaban de llegar y las dudas merman cada día no solo sus ilusiones. Como administrador único de la sociedad Tinguaro Ganaderos, afincada en la zona de La Cuevecita, en la zona de medianía de Candelaria, remarca que ha trabajado siempre con la intención de hacer las cosas bien, hasta el punto de que señala que "esta es una de las pocas granjas de Canarias que cuenta con todas las licencias".

Sin embargo, explica que todos sus males empiezan desde el momento en que decidió solicitar 180.000 euros de crédito ante el ofrecimiento de la Consejería de Agricultura para aprovechar las subvenciones europeas para concluir las obras de su finca. Afirma que, aunque había un compromiso de los responsables de Agricultura de que recibiría dichas ayudas, lo dejaron "colgado con el crédito, mientras el dinero se lo dan a otras empresas que no funcionan".

Esta situación le ha perjudicado en su actividad, hasta el punto de que contaba con siete novillas y las tuvo que vender, "porque ya no podía más" y ahora le quedan quince becerros de engorde "que, lamentablemente, se morirán de hambre".

José Antonio señala que la subvención llegó "pero se quedó en reserva porque no había dinero, importe que ascendía a 23 millones de las antiguas pesetas por las obras realizadas. Quince días antes, cuando sabían que no me la iban a conceder, me pidieron 90 becerros para justificar que estaba en plenas condiciones. De eso solo quedó el estiércol".

Explica que todos sus males vienen desde esa época, en la que la titular del departamento regional era Pilar Merino, y a estas alturas se pregunta qué hace "con esta ganadería que cuenta con una tasación de 600.000 euros".

En este sentido, señala que a pesar de que ya ha hablado con los responsables actuales de la consejería, ya no sabe lo que hacer, pues describe su situación con impotencia y rabia.

Ya solo cuenta con 15 cabezas de ganado, "y hace unas semanas malvendí ocho cuando me enteré cómo regalan las subvenciones a otras explotaciones". Dice que se trata de unos animales de los que se desprendió por 500 euros, "cuando cuestan tres veces más", pero ya no puede mantenerlos.

Asimismo, este ganadero señala que, "por si fuera poco", lleva más de tres meses esperando a que le ingresen la pensión, después de más de cuatro décadas cotizando.

Comenta, aliviado, que "gracias a Dios" no tiene a nadie contratado, "porque no podría mantenerlos", pero a su vez lamenta que esta situación le quita el sueño cada noche y que la falta de esta ayuda afecte tanto a su vida.

A estas alturas solo quiere saber qué puede hacer, porque afirma que "todo han sido mentiras y los políticos se dedican a vivir ellos; ya que no tienen vergüenza, porque si la tuvieran, quizá no serían políticos".

Insiste en que ya no sabe qué hacer con una granja que cuenta con una sala de ordeño para la que tuvo que vender su casa para poder cumplir, "y ahora se está pudriendo, algo que es vergonzoso", por lo que pide ayuda para "salir del lío" en que lo metieron.

Critica y lamenta la maraña burocrática que ha sufrido y el momento en que decidió pedir el crédito para meterse en esta aventura, que no lo puede pagar, pues ni siquiera recibe la pensión para hacer frente a las cuotas.