Llega el verano y muchos padres se llevan las manos a la cabeza. Ya se han terminado las clases y ellos aún tienen que ir a trabajar. Se acerca el momento de decidir, como cada año, dónde dejar a sus hijos mientras ellos cumplen con su horario laboral.

Para poner solución a este dilema, los colegios de Tenerife ponen en marcha talleres de verano en los que se organizan diversas actividades. En ellos, los más pequeños corren, ríen y aprenden junto a sus compañeros de clase e incluso puede que lleguen a conocer a otros niños procedentes de diferentes centros y municipios.

Incluso puede que en ellos aprendan inglés, un idioma que se presenta como una habilidad esencial para labrarse un buen futuro. Éste es el caso del taller del colegio Tomé Cano, que organiza por tercer año consecutivo su Campamento Urbano Bilingüe. En esta opción, los niños van rotando por diferentes áreas en las que se combinan actividades lúdicas y de aprendizaje.

En el patio, se realizan actividades deportivas con un monitor por cada uno de los grupos que va señalando los diferentes juegos y ejercicios que se deben realizar. "Todos los miércoles colocamos un castillo hinchable donde los pequeños lo pasan genial", apunta Vicente García, coordinador del campamento. A esto hay que añadir actividades especiales los viernes, como las fiestas del agua y olimpiadas deportivas que ponen la guinda a una semana repleta de diversión.

En las clases, los niños aprenden gramática y vocabulario en inglés junto con una profesora especializada en la materia. Además, se imparten clases de "listening" y "speaking", así como actividades de tiempo libre, todo en inglés. "Existen varios niveles que se aplican según la edad de los niños", explica García. El nivel de los más pequeños está reservado para los colores y los números, mientras que en los niveles más altos se enseña más vocabulario y se insiste en el "speaking". "Aunque hay alumnos que hablan muy bien inglés", recalca Vicente García.

Los pequeños de la casa van rotando por las actividades junto con sus compañeros de grupo, que se organizan por edades. "Tenemos uno de 3 a 5 años que tiene bastantes niños, otro de 6 a 8 y un tercero para los niños de 9 a 11", explica García, que recordó el éxito de las anteriores ediciones. Se han programado también visitas fuera del colegio para conocer la actividad profesional que realizan tanto los Bomberos como la Policía, por poner unos ejemplos. "Protección Civil acudirá al colegio para dar unas charlas informativas", apunta el coordinador del taller.

Las actividades se desarrollan de 9 de la mañana hasta la hora de comer, pero también disponen de horario de permanencia (de 7:30 a 9:00 horas) para aquellos padres que tengan un horario laboral que les impida dejarlos más tarde. Otra de las particularidades de este Campamento Urbano Bilingüe es que también dispone de comedor, con lo que se amplía el horario hasta las 15:00 horas. "En esta primera semana, y antes de meternos de lleno en los meses de julio y agosto, que son los más fuertes en cuanto a actividad se refiere, tenemos a 26 niños, más de la mitad de los que asisten al taller y muchísimos menos de los que esperamos a partir de la semana que viene, como le digo", señala Vicente García. Asimismo, se puede optar por semanas partidas, evitando así el pago completo del mes.

"Sólo en esta última semana de junio se han apuntado 60 niños y cada día se reciben más por el carácter abierto de este campamento, que como todos tiene plazas limitadas", explica el coordinador mientras atiende a un padre que viene a entregar otra matrícula.

Este mantenimiento en el número de matrículas se debe a los precios tan competitivos que propone este taller. Los alumnos del colegio pueden asistir a él por 45 euros por semana, con descuentos a los hermanos, y si no asisten al Tomé Cano pueden acudir por 50 euros por semana. Si los pequeños se quedan en el comedor, se paga un suplemento de 25 euros.

A pesar de la situación de crisis, los más pequeños de la casa siguen disfrutando de estas actividades veraniegas. "Este año se ha notado un ligero descenso, pero no tanto como el año pasado, que sí se notó más", recalca Vicente García.