José Miguel Pérez fue reelegido ayer secretario general del Partido Socialista Canario (PSC) con apenas el 54% de respaldo (123 delegados a favor y 105 en blanco -no podía haber votos en contra-) en un congreso sin candidatura alternativa y tras una demora considerable en el debate y votación de su gestión, que el plenario aprobó con solo el 66% de los votos. El resultado de su candidatura se conoció poco antes de la medianoche, momento en el que el reelegido secretario general abandonó la sede del congreso sin atender a los medios de comunicación ni hacer declaraciones, casi en volandas.

Así, el informe de gestión consiguió el respaldo de 152 delegados (equivalente al 66% del total). Otros 44 votaron en contra y 32 lo hicieron en blanco (entre ambos, el tercio restante). En total, 228 se manifestaron, si bien al inicio del congreso, en el auditorio Magma (Adeje), el secretario de Organización del PSC, Julio Cruz, aseguró que había 230 compromisarios acreditados de los 246 con que cuenta la organización. También asistieron unos 250 invitados.

Además, 162 delegados avalaron la tarea desempeñada por el Comité Regional (21 votaron en contra y 18 en blanco) y 169 la de la Comisión de Revisión de Cuentas (solo cinco la rechazaron y 27 se abstuvieron).

El presidente del congreso, Gustavo Matos, explicó que se produjeron unas 28 intervenciones en el debate del informe de gestión, en las que los críticos arremetieron contra la política de pactos con CC y el alejamiento del partido de las bases y de la ciudadanía. "Hubo de todo", reconoció sin comprometerse ya que, según explicó, los estatutos imponen confidencialidad en este asunto. Por ello, aunque estaba previsto que la votación fuera abierta, al final fue cerrada. En total, según fuentes del partido, dos delegados abogaron por la abstención y el resto se decantó casi a partes iguales tanto por la aprobación como por el rechazo. Eso sí, la mayoría fueron "intensas".

Otras fuentes explicaron que la mayor parte de los votos en blanco vinieron del sector crítico de La Palma, que no llegaron a oponerse en bloque a la gestión del secretario general -de hecho, cerca de un tercio votó a favor-. Cabe recordar que desde hace semanas se especula con la posibilidad de que el jefe de los socialistas palmeros, Manuel Marcos Pérez, que fue derrotado en el anterior congreso por Pérez, esta vez opte a un cargo en el partido o en el grupo parlamentario, lo que explicaría que los palmeros evitaran una posición de abierto enfrentamiento con la cúpula.

Quienes sí se manifestaron en contra sin fisuras fueron los herreños, que rechazaron con rotundidad y en bloque la gestión de la dirección. También una parte importante de los delegados de Gran Canaria y Tenerife estuvieron en contra. Unos y otros encendieron el debate del informe de gestión, que llegó a ser tenso por momentos, explicaron fuentes del partido al término del mismo.

Con un marcado carácter oficialista, sin candidatura alternativa y con el único mensaje -repetido una y otra vez- de que la dirección ni es autoritaria ni se equivocó al optar por formar un pacto de gobierno regional con el mismo partido al que criticó con dureza en los 18 años anteriores (CC), la cúpula socialista se esforzó desde el inicio del acto por transmitir la imagen de unidad.

El primero en intervenir fue el actual secretario de Organización, Julio Cruz, que dio la bienvenida al presidente del Gobierno de Canarias -y socio de su partido-; al secretario general de CCOO Canarias, así como a los presidentes de Ashotel, del Círculo de Empresarios del Sur de Tenerife y de la Fecam, entre otros.

Consciente de las críticas vertidas en las últimas semanas por el sector antioficialista del partido, nada más comenzar Cruz abordó dos de los temas más polémicos para su formación. De entrada, defendió los pactos que el PSC cerró con los nacionalistas tanto en el ámbito regional como en las administraciones locales y aseguró que allí donde fuera posible que su partido llegara a un acuerdo de gobierno, era conveniente que lo hiciera porque su presencia le da un sentido distinto al que "otros" marcarían. El partido entendió "el papel de gobierno que estaba llamado a hacer", dijo.

Admitió que "se dice que hay demasiados cargos públicos en el congreso del PSC", pero se mostró confiado en que en el próximo habrá más porque eso es "bueno", ya que significa que el PSC tiene la confianza de los ciudadanos.

El secretario de Organización del PSOE, Óscar López, también defendió la presencia del PSC en el Ejecutivo regional ya que es la "mejor" garantía de que en las Islas no cerrarán hospitales ni colegios y que no habrá despidos de maestros ni privatizaciones. Con ironía, afirmó entender que al líder del PP canario y ministro de Industria, Turismo y Energía, José Manuel Soria, "no lo quieran en Canarias, pero no nos lo manden al resto".