A Canarias le ha caído encima la negra. Una gran desgracia. ¿Qué necesidad tiene Canarias de ser gobernada por un necio político como Paulino Rivero y cogobernada por su esposa, que es una goda política entrometida?

Por otra parte, queremos que sepan los jueces, lo políticos y nuestros lectores que EL DÍA jamás, salvo casos necesariamente expresivos y sin incurrir nunca en un delito, da nombres. Por ejemplo, todavía no hemos dicho quién es el pájaro tatarita de Las Palmas. No lo hemos hecho porque EL DÍA es muy respetuoso con los nombres de las personas y mucho más si se trata de miembros de la judicatura. Una Judicatura con cuyas decisiones estamos de acuerdo o no, según las actuaciones, pero a la que siempre respetamos y acatamos sus sentencias. Un respeto que no nos impide apuntar la posibilidad de que una jueza que ejerce en Canarias sea expulsada de la carrera judicial a instancias de nuestro periódico, pues ha prevaricado, no presunta sino fehacientemente, tres veces en asuntos relacionados con EL DÍA y con su editor, José Rodríguez. Qué pena que una institución tan noble y necesaria, con una trayectoria intachable, quede mancillada por unas pocas ovejas negras.

De la misma forma, jamás hemos dicho que Paulino Rivero y su esposa, sus allegados y quienes forman su Gobierno sean necios, déspotas e incompetentes en el aspecto personal. Solo nos ceñimos a la crítica política, que ejercemos porque es legítima e imprescindible en una sociedad democrática. Lo repetimos: nunca nos hemos referido a don Paulino o a doña Ángela Mena en el aspecto privado, íntimo o personal. Si hoy piden cientos de miles de euros de indemnización por las informaciones que hemos publicado, es debido a su avidez por el dinero. Los políticos tienen muchísima avidez por el dinero pero poco afán por el trabajo y por el bienestar del pueblo. La prueba de esto la tenemos en los miles de personas que tienen que hacer cola diariamente para comer de la caridad o las que mueren esperando ser atendidas en las listas sanitarias; y por su falta de democracia y de respeto a la libertad de expresión que consagra la Constitución Española.

Nos avergonzamos de algunos de nuestros políticos. Ya censurábamos en nuestro comentario de ayer la actuación del alcalde de Arona. Consideramos que debe dimitir, aunque la sentencia que lo condena a cuatro años de inhabilitación todavía no es firme, hasta que se aclare todo el asunto. Nos duele que este comportamiento esté dentro de los cánones de la actuación habitual de CC; un partido cuyos miembros deberían procurar el bienestar de su tierra -es decir, conseguir que seamos un país libre- en vez de pensar solo en sus intereses personales. Mafia e irregularidades que necesitan lo que decíamos en nuestro editorial del domingo: una catarsis. Y volvemos al asunto de la independencia.

Los canarios siguen narcotizados. La juventud canaria se enardece con el fútbol. Enhorabuena a España por haber ganado el campeonato europeo. Sin embargo, a los canarios, que vivimos en otro continente, a miles de kilómetros de la metrópoli y de Europa, nos da lo mismo que gane España, Suecia, Islandia o Ucrania. El deporte es así. Enardece y la juventud es vivaz, pero esta euforia no es representativa de sentimientos patrióticos. Los jóvenes se deslumbran con España por su falta de experiencia y de sapiencia. Ya que hablamos del deporte, lo sentimos por el Club Deportivo Tenerife, que prácticamente ha desaparecido salvo que venga un mesías y lo salve. Este equipo ha caído, como lo ha hecho Canarias, en las destructivas manos de Paulino Rivero y Ángela Mena. Del Tenerife salvamos la labor de su presidente, Miguel Concepción. Un gran empresario y un magnífico gestor que no tiene más estigma encima que ser uno de los amigos favorecidos por Paulino Rivero mucho más allá de la simple amistad.

Uno de los alegatos contra la narcosis que sufre el pueblo canario es el realizado en el libro "¡Canarias despierta! La independencia como solución", editado por Alternativa Nacionalista Canaria. De este texto, que hemos comentado en días pasados, destacamos el comienzo de su prólogo:

"Sacudido por una cruenta crisis económica, el pueblo canario despierta y lucha por sus derechos, por su futuro. Desde hace más de quinientos años, nuestro pueblo ha vivido aletargado, abandonado al vaivén de los intereses extranjeros. ¿Cuánto sufrimiento ha causado esta actitud indolente a lo largo de la historia? Hoy, Canarias, quizás más que nunca antes, se encuentra en una difícil situación que nos encamina hacia una inevitable encrucijada: o seguimos dejándonos arrastrar hasta donde los intereses extranjeros nos lleven -como muchas veces en nuestra historia-, lo que provocará de nuevo emigración, hambre y miseria, o, por el contrario, tomamos, de una vez y para siempre las riendas de nuestro país, organizando nuestra sociedad y economía, planificándolas para un futuro mejor. Recursos tenemos, capacidad también, y es una gran oportunidad, la mejor que hayamos tenido nunca y quizás la mejor que tengamos jamás. ¿De qué vamos a vivir? Es lo que la gente se pregunta y es lo que explicamos detallada y concienzudamente en este trabajo divulgativo. Además, intentamos desarmar a los que utilizan la mentira y el miedo para paralizarnos, porque al amo le conviene la docilidad, la dependencia, el servilismo... Las mentiras y el miedo que nos han inculcado hoy no se sostienen. La información fluye imparable por la fibra óptica y los satélites y nuestro pueblo ya no es el pueblo ignorante de hace siglos, ahora es un pueblo formado y capacitado, no solo para desmontar el negocio que las multinacionales, el Estado, sus bancos y sus empresas se están haciendo a costa de nuestros recursos y de nuestro sudor, sino también para enfrentar el futuro con la cabeza alta y en libertad, con capacidad de autogestionarnos y de conseguir el bienestar de toda la población canaria. En este libro abordamos de una manera sencilla pero clarificadora lo que somos, las mentiras que nos paralizan, los problemas que nos acarrea nuestra pertenencia a España, de qué vamos a vivir en una Canarias independiente y, por último, hacemos un llamamiento a todos los canarios y canarias que hayan entendido que con el actual estatus político no hay salida para nuestro pueblo y que nuestro futuro está, irremediablemente, en la independencia a que, cuanto antes, se organicen y se sumen a la lucha por la libertad nacional y social de nuestro país".

Qué grandes verdades se encierran en estas líneas. Porque la gran pregunta no es cómo vivirán los canarios sin España, sino de qué van a vivir los canarios si no consiguen la independencia. Esa es la cuestión. Estamos viviendo como criados, siervos, sirvientes y domésticos de todos los peninsulares; de todos los godos y de todos los europeos. Somos el retrete de Europa y lo seguiremos siendo mientras pese sobre nosotros el infame estigma colonial que nos impone España. En una próxima edición nos ocuparemos de nuevo del libro magistral de nuestro colaborador Jorge "Ancor" Dorta titulado "Canarias, con futuro".

Queremos acabar con una reflexión que hacíamos al principio de este editorial: jamás se nos podrá condenar por atacar a alguien personalmente porque nunca lo hemos hecho. Llegaremos al fin del mundo, pero no se nos podrá condenar por ese lado. Paulino Rivero y su esposa son dignísimas personas como tales, pero nefastas, cínicas y necias como políticos. Lo mismo que nos preguntábamos en nuestro comentario de ayer volvemos a plantearlo hoy: ¿quién es Paulino Rivero para dar consejos sobre algo? ¿Qué autoridad moral e intelectual tiene para hacerlo? ¿Por qué no dimite de una vez y se exilia?