El resultado salta a la vista y se paladea en unos caldos de producción limitada, que atesoran premios y encendidos elogios, y capaces de despertar los sentidos.

EL DÍA, Santa Cruz de Tenerife

Con unas cepas que se extienden como un manto por las medianías de los municipios de San Miguel, Arona, Granadilla, Vilaflor y Arico, la cooperativa agrícola San Miguel, donde se inscribe la bodega del mismo nombre, apuesta por la elaboración de unos vinos que expresan la excepcional riqueza de la comarca chasnera, su diversidad orográfica y también sus guiños climáticos, transmitiendo una desbordante singularidad.

Fue en 1985 cuando la cooperativa inició la aventura de sumar los vinos a las papas, presentes ya desde 1959, en buena medida porque los agricultores isleños siempre han simultaneado ambos cultivos y esto significaba una forma de aprovechar y diversificar la producción y, en consecuencia, la oferta.

En adelante, el espíritu emprendedor y constante de su presidenta, Ángela Delgado Díaz, y su decidida apuesta por la innovación han cristalizado en dos marcas, Chasnero y Marqués de Fuente, que se suman a la originaria Viña Tamaide, ofreciendo una amplia gama con diferentes registros que se completa con el vino a granel y logrando así que, hoy por hoy, esta bodega sea reconocida como la que mayor cantidad de kilos de uva ecológica procesa en toda Canarias, cualidades que representan un claro ejemplo de un concienzudo trabajo enológico.

Precisamente, la enóloga riojana Loreto Pancorbo es la responsable, junto al trabajo y el esfuerzo de los 54 socios de la bodega, de ese excepcional florecimiento, seguimiento y tratamiento de unos viñedos que hacen brotar de cara al mar, entre los 300 y los 1.100 metros de altura, los frutos de variedades como la listán negro y blanco, que son las mayoritarias, aunque también conviven con ellas otras uvas que encierran un enorme potencial, como es el caso de la gual, albillo, malvasía, moscatel, listán prieto, negramoll, castellana, vijariego negro, merlot, entre otras.

El resultado salta a la vista y se paladea en unos vinos de producción limitada, que atesoran premios y encendidos elogios pero que, sobre todo, son capaces de despertar los sentidos. La marca Chasnero, que aglutina la producción ecológica, se presenta en unas elegantes botellas, con lacre de cera y un corcho elaborado a partir de alcornoques tratados de manera natural. El Chasnero Blanco Ecológico denominado Acacia, elaborado con listán blanco cultivada por encima de los mil metros, supone una delicia. Si la uva es en sí misma una joya, la fermentación en barricas de madera de acacia supone transmitir el respeto por la fruta del vino, manteniendo la predominancia sutil de sus aromas florales y exóticos. Otras variedades ecológicas son el Chasnero Blanco Negramoll y el Chasnero Tinto, una mezcla de listán negro, listán prieto y castellana.

El perfil de la marca Marqués de Fuente conjuga un blanco a partir de gual, albillo, moscatel y malvasía, además de un tinto monovarietal, elaborado con vijariego negro, y un tinto barrica, con una estancia de ocho meses en madera.

Bodega San Miguel brinda la riqueza de la comarca chasnera.