Los cabildos celebran a partir de mañana el centenario de la ley que les dio carta de naturaleza, convencidos no solo de que siguen siendo necesarios para la cohesión y el equilibrio de Canarias, sino que de están llamados a asumir poco a poco gran parte de las competencias de la comunidad autónoma.

Así lo expresaron los presidentes de los cabildos de Tenerife, Ricardo Melchior, y Gran Canaria, José Miguel Bravo de Laguna, en una entrevista en la que han analizado la función que unas corporaciones nacidas el 11 de julio de 1912 tienen hoy en un momento de aguda crisis, con el papel que desempeñan las distintas administraciones en España sometido a un intenso debate público.

Melchior y Bravo de Laguna representan a las dos islas en las que se concentra la gran mayoría de la población de Canarias, dos realidades cuya secular competencia también estuvo presente en las razones de creación de los cabildos, y su pensamiento se inscribe en postulados ideológicos diferentes, los que encarnan Coalición Canaria (CC) y Partido Popular (PP).

Sin embargo, coinciden en algo más que en su larga trayectoria política: ambos sostienen que los cabildos contribuyen a la cohesión territorial de Canarias defendiendo los problemas singulares de cada isla y abogan por extender sus funciones más allá de su realidad actual, dejando en manos del Gobierno canario los servicios básicos de sanidad y educación.

Balance.- Tanto Bravo de Laguna como Melchior coinciden en hacer un balance "positivo" de los cabildos, desde el punto de vista del arraigo social y político. "Como se dijo cuando se aprobó la ley, en 1912, no hay una realidad geográfica más contundente y clara que una isla", recuerda el presidente insular de Gran Canaria. "Son elegidos directamente por el pueblo y esa es una fortaleza", subraya Melchior, quien recuerda, además, que entre las diferencias con otras administraciones figura que su financiación está regulada por ley.

Necesidad.- También coinciden Melchior y Bravo de Laguna en señalar que los cabildos son necesarios pese a la estructura autonómica y municipal que se ha desplegado en los últimos 30 años. "Hay temas comunes, como educación y sanidad, que deben llevarse en común desde el ámbito regional, pero la inmensa mayoría de las demás competencias las pueden prestar perfectamente los cabildos", aclara el representante popular. "La tendencia es que incluso las diputaciones provinciales no desaparezcan, sino que se transformen en lo que hoy son los cabildos", añade el representante nacionalista.

Cohesión.- Los presidentes insulares defienden también la labor de cohesión territorial que ejercen los cabildos. "Por su adaptación a la realidad de cada una de las islas, los cabildos son los que mejor contribuyen a la estabilidad política y social del Archipiélago", asegura Bravo de Laguna. "Cada una de las siete islas son totalmente distintas entre sí, con prioridades y necesidades diferentes, lo que no quiere decir que no seamos solidarios ni intentemos resolver las cosas en su conjunto", precisa Ricardo Melchior.

Desafíos.- Según los presidentes insulares, las corporaciones insulares se enfrentan en estos momentos a dos desafíos, principalmente: la generación de puestos de trabajo, según Melchior, y la adaptación al esquema de austeridad, rigor y eficacia que se exige a las administraciones públicas, a juicio de Bravo de Laguna.

Cambios .- Sobre los cambios a introducir para mejorar el funcionamiento existe, más o menos, la misma coincidencia. "Hay que hacer un esfuerzo de racionalidad, de disminuir la intervención de los cabildos en áreas que no les corresponden", dice Bravo de Laguna, mientras que Melchior aboga por modificar la ley para dejar claro que las competencias del Gobierno de Canarias son exclusivamente las referidas a las personas: educación y sanidad, además de impuestos y relaciones exteriores.