Algunas microalgas de El Hierro sobrevivieron a la erupción submarina, en octubre de 2011, y fueron capaces de soportar un cambio climático extremo del agua, que aumentó su temperatura y acidez, mientras que descendió el oxígeno.

La especie Prochlorococcus marinus, responsable del 51 por ciento de la tasa de fotosíntesis del planeta, fue el organismo que mejor resistió, cuando se pensaba que se produciría una extinción total de esta microalga por falta de oxígeno y luz, según ha explicado en una entrevista Iván Alonso, autor de esta investigación y científico del Banco Español de Algas.

Se trata de una microalga que vive en la columna de agua -y no en el fondo marino- en superficies que no superan los cinco metros, lo que hizo que la turbidez que hubo en las profundidades del Mar de Las Calmas, donde se produjo la erupción, no acabara con la vida de este organismo.

"El hecho de que se haya producido una selección de organismos en un proceso abrupto y de tan corta escala temporal pone de manifiesto la alta plasticidad de las microalgas y cianobacterias", ha asegurado Iván Alonso.

También se han encontrado bacterias que han presentado unas mejores tasas metabólicas dentro del agua del volcán que en aguas normales.

Esto se debe a que supieron aprovecharse de los materiales que expulsó el volcán, como el ácido sulfídrico, que para las bacterias es una importante fuente de energía, ha señalado el científico.

Además de estas supervivientes, el investigador del Banco Español de Algas ha constatado que, debido a la erupción marina, han aparecido nuevas microalgas que no son típicas de esta zona marina.

Por ejemplo, ha detallado, se ha localizado una Ostreococcus, la célula eucariota más pequeña que existe en el océano y dos grupos de organismos más, las Diatomeas y las Cianobacterias.

Con estos nuevos descubrimientos elaboran una colección de microalgas y cianobacterias, "Colección Bimbache", un estudio producto de las labores de muestreo y análisis genético desarrolladas en aguas de El Hierro a raíz de los movimientos sísmicos y erupciones marinas que han tenido lugar.

Estos estudios son fruto de una colaboración multidisciplinar liderada por el Instituto Español de Oceanografía (IEO), en la que el Banco Español de Algas ha realizado labores de muestreo y análisis genético de la biodiversidad de microalgas y cianobacterias que afloraron tras la erupción submarina del pasado año.