SÍ, ESA es la exclamación que me ha venido a la mente cuando un amigo, hablando de las consecuencias que tendrá para el turismo la subida del IVA, me hizo un comentario sobre la obra que un grupo de empresarios pretende llevar a cabo en Adeje. El asunto es complejo y no sé si, asombrado como estoy, voy a ser capaz de explicarlo, pero lo voy a intentar más que nada para que se sepa que, sin tener en cuenta las circunstancias que estamos atravesando, todavía hay emprendedores que arriesgan su capital en nuevos negocios. Lo lógico -y lo peor para el desarrollo de nuestra comunidad- sería cruzarse de brazos y esperar que las cosas cambien para empezar un negocio que, como todos los que se emprenden, dará o no resultado, pero no, esto no cuenta para el empresario Miguel Muñoz Cabrera, que, como suele decirse, se ha liado la manta a la cabeza para emprender un proyecto revolucionario, o, al menos, desconocido en Tenerife.

En primer lugar, ha aprovechado que el ayuntamiento de Adeje tiene en período de información pública su Plan General de Ordenación, un elemento vital para el desarrollo futuro de toda la comarca. No obstante el destino previsto por la oficina técnica del ayuntamiento para cada parcela, el señor Muñoz se ha puesto de acuerdo con otros tres terratenientes del lugar para conformar un espacio que mide unos 120.000 m2 -imaginemos una superficie de 300 m por 400 m-, y han elaborado lo que ellos llaman "Propuesta de sugerencias al avance del POU de Adeje", ello en un terreno baldío del que poco -o nada- se puede esperar en el futuro.

Lo que sugiere este grupo empresarial al ayuntamiento es que cambie la situación urbanística de las fincas en cuestión e instalar en ellas:

1º.- Un centro vinculado con la investigación, gestión e interpretación del agua, al que en una segunda fase podría incorporársele un museo del agua. En una isla como la nuestra, tan sujeta a los cambios climáticos que condiciona la pluviometría, la creación de un centro que estudie a fondo el alumbramiento y aprovechamiento de los recursos hídricos sería extraordinario.

2º.- La construcción de un gran centro de talasoterapia que llevaría a cabo la realización de actividades deportivas, así como la aplicación de tratamientos que tienen el agua como referencia.

3º.- La construcción, igualmente, de un centro sociocultural con todas las dotaciones que el ayuntamiento demande y, por último, el acondicionamiento de un amplio espacio del terreno para dedicarlo a cultivos hidropónicos.

Para comprender la magnitud del proyecto -en el que intervienen más de treinta profesionales multidisciplinares-, es conveniente apuntar que las fincas agrupadas tienen a su disposición, fuera de su perímetro, un embalse de unos 10.000 m3 de capacidad, no obstante lo cual los promotores tienen la intención de aprovechar el agua del mar e instalar una planta de ósmosis inversa soterrada, que serviría para cubrir las necesidades acuíferas que las instalaciones puedan necesitar en épocas de sequía.

Si el éxito acompaña esta iniciativa, este grupo de osados visionarios planea también la construcción de un establecimiento alojativo, con la intención de dedicarlo a escuela de turismo con títulos otorgados por la Universidad de La Laguna.

La curiosidad ha hecho que me interese por la posibilidad de que el proyecto se lleve a cabo, y me han dicho que tiene muchos puntos a favor. Ya lo conocen, además, por supuesto, del Ayuntamiento de Adeje, el Cabildo, la ULL y los organismos relacionados con el turismo pertenecientes al Gobierno de Canarias, los cuales, en principio, están dispuestos a prestarle su apoyo. Cuando se han autorizado tantas y tantas obras cuyo único fin ha sido el enriquecimiento de muchos, cuando se ha dañado el paisaje despojándolo de su belleza para sustituirla por moles de hormigón armado, me parece que no contemplar este proyecto con el cariño que merece sería una auténtica barbaridad. Sus promotores pretenden respetar el paisaje y están dispuestos a incorporar al proyecto las recomendaciones que el ayuntamiento estime convenientes, por lo que la utilización de un terreno rústico improductivo se podrá convertir en un lugar que generará riqueza para el municipio adejero. Ojalá sea así, pues falta le hace a la isla que las ideas de estos visionarios se materialicen. Todos sabemos que el turismo actual exige más que antes; no basta ya con el sol. Se precisan establecimientos de ocio y la transformación de muchos de nuestros paisajes -actualmente dejados de la mano de Dios- en lugares atractivos. Puede ser que la aprobación de este proyecto sea el primer paso para que otros grupos de empresarios se arriesguen e imiten al que lidera el señor Cabrera.

Que haya éxito.