Un parón total de un futbolista o un deportista profesional en su actividad deportiva habitual supone la pérdida del noventa por ciento de su forma física, según explicó Roberto Ferrandis, investigador del Instituto de Biomecánica de Valencia.

Ferrandis explicó que las tres o cuatro semanas de descanso que disponen los futbolistas entre una temporada y otra están acompañadas obligatoriamente por un plan de mantenimiento con el fin de amortiguar la pérdida de forma física y afrontar en las mejores condiciones la vuelta al trabajo.

"Los futbolistas, en verano, tienen tres o cuatro semanas de descanso y tienen que hacer una serie de ejercicios, ya que no hacer nada en un mes supone perder el 90 por ciento de forma física. Luego, en la vuelta al trabajo, tienes que trabajar paulatinamente hasta recuperar tu anterior forma", dijo Ferrandis.

Esta reversibilidad del entrenamiento tiene fijada unos porcentajes de perdida de prestaciones concretos según sea el tiempo de inactividad total del deportista.

Así, Ferrandis apuntó que una semana sin actividad de mantenimiento alguna supone la pérdida de un diez por ciento de las prestaciones deportivas, del mismo modo que dos semanas conllevan el descenso de un 35 por ciento de la capacidad física del deportista.

Igualmente, la inactividad física durante tres semanas hace que los deportistas puedan perder el 60 por ciento de la capacidad ganada con las sesiones de entrenamientos durante la temporada de plena actividad que sube hasta el 90 por ciento cuando se alcanza el mes de descanso total.

Además, Ferrandis comentó que seguir un plan de trabajo durante el periodo vacacional supone que la vuelta al trabajo sea "más llevadera" para el futbolista, si bien reconoce que recuperar las cargas habituales de trabajo hace que la pretemporada sea una etapa de mayor dureza para los jugadores tras unos días en los que ha permanecido con una menor exigencia física.