En plena marejada de recortes presupuestarios y sumido en una reorganización que puede implicar despidos, el Instituto Tecnológico de Canarias (ITC) cumple -lo hace mañana- veinte años de existencia. Concebida como un instrumento al servicio del desarrollo, la investigación y la innovación, la empresa pública diseña actualmente su "nueva versión", tal y como explica su consejero delegado, el investigado del cáncer Nicolás Díaz Chico, quien prevé, entre otros proyectos, estrechar los lazos con el sector empresarial e intentar "convencer a la gente de que las cosas pueden cambiar".

Desde hace unos meses el ITC es noticia por su posible desaparición o absorción por la Agencia Canaria de Investigación, Innovación y Sociedad de la Información. ¿En qué situación se encuentra y cuáles son sus pers- pectivas de futuro?

La existencia y la viabilidad del Instituto no están amenazadas. Es verdad que sí sufre recortes. Tenemos una situación de coexistencia pacífica, cooperativa y cordial con la Agencia.

¿Y hacia dónde va el ITC?

Ha habido una disminución de las subvenciones de la Comunidad autónoma bastante significativa. De 2011 a 2013 pasará de casi siete millones a algo menos de dos. Es un secreto muy bien guardado que el ITC es barato: somos capaces de ser viables incluso con una aportación disminuida. Seguimos haciendo trabajos para la Comunidad autónoma en términos de encomienda que suponen una importante aportación anual al sostenimiento del ITC. El resto son proyectos europeos, proyectos de investigación competitivos... de todo tipo. Con ellos captamos dinero para el sector de innovación, energías renovables, biotecnología, software, de forma que sí que somos capaces de subsistir.

Usted escribió una carta a los diputados pidiéndoles que no apoyaran los presupuestos si incluían un recorte muy importante para el ITC. ¿Esa acción ha tenido consecuencias? ¿Le han reprendido?

(Se ríe) Toda acción tiene su reacción. No contaré los detalles, pero, por así decirlo, en aquellos momentos me pareció necesario para que la gente comprendiera que el ITC es imprescindible para el desarrollo de Canarias. Pero los recortes vinieron de todas maneras. Si se recorta en sanidad y educación, cómo no se va a recortar al ITC. Lo que hemos hecho ha sido reconducir enteramente el Instituto para ser capaces de vivir sin esa aportación de la Comunidad autónoma. La nueva versión del ITC, que queremos poner en marcha tan pronto como en septiembre, será un ITC mucho más dirigido a detectar cuáles son los problemas de la industria y la empresa canaria, y ponernos a su servicio para ser el socio necesario que ayude a resolver los problemas en términos de financiación o poniéndolas en contacto con otras empresas que a su vez les hagan el trabajo necesario, y controlando también la calidad con que se hace este trabajo.

¿Y hay margen actualmente para conseguir financiación?

El Gobierno canario pondrá en marcha pronto los recursos del programa europeo Jeremie, dirigido a financiar con hasta 50.000 euros a pequeñas empresas, y también un sistema de créditos para proyectos relacionados con parques tecnológicos y empresas con base o necesidad tecnológica. También los fondos de la RIC son utilizables. Habrá financiación suficiente, pero hará falta quien detecte este tipo de actividades y las ponga en marcha. Para eso está el ITC.

Se ha hablado de un ERE temporal en el Instituto.

Se ha hablado de muchas cosas. Estamos trabajando en un plan de viabilidad con la Consejería de Hacienda y esperamos que no sea un gran número de personas las que pierdan su empleo. Será pequeño, con toda seguridad.

¿Cómo de pequeño?

No creo que sea superior a quince. Esa es mi línea roja. Si son más de quince será este consejero quien arranque la caña.

¿Se trataría de despidos temporales o definitivos?

Estamos trabajando todavía y no hay una línea definitiva.

¿Cuáles son las principales actividades del Instituto?

Trabajamos en cosas que no son muy visibles, pero sí muy importantes. Es el caso de la innovación empresarial. Desarrollamos cosas que tienen que ver con la aplicación de energías renovables a la hostelería. Actualmente estamos haciendo un trabajo muy potente con empresas en la puesta en marcha de un sistema de cultivo de microalgas destinado al consumo humano y animal o a la dietética. Además hay perspectivas de hacerlo también como fuente para biomasa como combustible o para la industria farmacéutica. En energías renovables, el ITC tiene una gran tradición. Si analizamos empresas del sector, muchas de ellas arrancaron de proyectos del Instituto. Lo que tenemos que hacer ahora es ver en qué otros sectores podemos ser fuertes y dirigirnos hacia ellos. Por ejemplo, hay problemas medioambientales relacionados con los vertederos, que en algunos sitios son dramáticos. Debemos empezar a ver la basura como energía. Hay un gran camino que andar de la mano de empresas del sector interesadas en la producción de biogás, utilizando, por ejemplo, lodos de depuradoras, que se están tirando y generando un gran problema medioambiental. El mercado del combustible es enorme, y si conseguimos producirlo en las Islas habremos dado un paso gigante en cuanto a ahorrar trabajo y generar muchos puestos de trabajo. A todo este mundo de la energía no solo no habría que aplicarle recortes de personal, sino exigirle que cree al año cien puestos de trabajo, por decir algo, no directos, pero sí indirectos.

La percepción general es que las energías renovables no se han desarrollado lo suficiente en Canarias pese a sus excelentes condiciones para ello.

En la actualidad, con la ausencia de primas, el interés de la industria por instalarse aquí ha decaído bastante. Pero incluso sin primas, al haber tanto viento y tanta luz, las renovables son rentables. Las dificultades que quedan por vencer son de índole interno y tienen que ver con la forma en que está gestionado el territorio. Esperamos que pronto se puedan resolver y para el próximo año tengamos una resolución del primer concurso eólico y así se despeje el camino, porque en un sitio con tanta luz y tanto viento parece que el único porvenir de las energías renovables es que venga un cable de África. No tiene sentido que más de un 30% del suministro eléctrico en España provenga de las renovables y en Canarias sea menos del 5%. Llegar al 100%, como proyecta El Hierro, costará mucho, pero que en las islas más grandes sea al menos el 10% y en sitios como Fuerteventura sea el 15% o 20% está a nuestro alcance. Pero eso solo depende de nosotros.

¿Cuando los políticos hablan de la necesidad de ir hacia la economía del conocimiento, cree que lo dicen con convencimiento o solo es un eslogan?

Si no lo dicen convencidos es que algo estamos haciendo mal en el ITC y en otros organismos de investigación. No podemos vivir mirando al año 2005. Tenemos que preguntarnos dónde quiere estar Canarias en 2020, dónde quiere estar mi empresa entonces y cómo podemos ser competitivos. No hay más. O miramos hacia el pensamiento, hacia las neuronas y los recursos intelectuales, o estamos perdidos. Tenemos grandes capacidades técnicas que pueden permitir que los hoteles ahorren y sean más competitivos. En la agricultura y la ganadería pasa lo mismo. Tenemos cabañas ganaderas enormes que producen queso de grandísma calidad con pienso importado. Eso no es sostenible para el futuro. Hay que integrar todos esos recursos: si tienes ganadería puedes producir piensos con aguas desaladas o depuradas con energías renovables, utilizar como biomasa los residuos de granja, que a su vez pueden alimentar una flota de guaguas. Si somos capaces de movilizar los recursos, de que la sociedad nos escuche, podremos poner todo esto en marcha y crear decenas de miles de puestos de trabajo. No hay que inventar grandes cosas. Solo estoy hablando de lo que sabemos y podemos hacer.