Heliodoro Rodríguez González dedicó toda su vida a luchar por el bienestar de los ciudadanos de Santa Cruz y de Tenerife a través de cientos de títulos y cargos que le permitieron acercarse a sus convecinos. Hijo de Heliodoro Rodríguez López, nació en 1914 y su pasión por el fútbol fue lo que llevó a su padre a apoyar este deporte de manera incondicional. "Su padre se volcó con el equipo porque su hijo estaba loco por este deporte", comenta a EL DÍA su esposa, Amparo Segovia Aguilar.

Esta pareja se conoció en Madrid alrededor de 1948, según recuerda su mujer, cuando Heliodoro Rodríguez González estaba estudiando en la Escuela de Ingenieros Agrónomos. "Y ya se sabe que las chicas de allí nos llevamos a todos los canarios", comenta entre risas recordando aquellos años de noviazgo. Tras conocer a su futura esposa, Heliodoro Rodríguez recibió una beca del Gobierno de España para ir a estudiar durante dos años a Estados Unidos. "Cuando estuvo allí, me contó que se cruzaba con Albert Einstein y que a ambos les gustaba hablar de Canarias", recuerda ella.

A su vuelta, Amparo y Heliodoro se casaron y, durante su matrimonio, tuvieron dos hijos, Amparo y Heliodoro Rodríguez Segovia. El 9 de diciembre de 1950, a través de una orden del Ministerio de Gobernación, Heliodoro Rodríguez fue nombrado alcalde de Santa Cruz de Tenerife. En la toma de posesión, solicitó una licencia para ausentarse porque debía acudir a Madrid para jurar el cargo de procurador en las Cortes. "Cuando aún era alcalde, se instalaron, por primera vez, semáforos eléctricos en la Isla y los guardias se enfadaron porque ya no les ofrecían cestas con comida por dirigir el tráfico", señala Amparo al recordar las anécdotas que le contaba su marido durante esos años.

De este modo, empezó a compaginar su vida pública con la privada, ya que a este cargo le sucedió el título de presidente del Cabildo, responsabilidad que ejerció desde 1955 a 1958. Su esposa confiesa que llevaba muy mal su ausencia en casa porque "no le veía el pelo". "Un día me llamó Carlos Arias Navarro a las doce de la noche para que llamara a mi marido, que aún estaba reunido, y le dijera que se viniera ya a dormir a casa", explicó Segovia a este periódico, rememorando las largas noches de trabajo de su esposo.

Rodríguez no solo estuvo presente en la política insular, sino que sus actuaciones fueron más allá. También trabajó por el desarrollo de la agricultura de la Isla y fue tal su implicación, que llegó a la Delegación Provincial de Agricultura, además de ocupar el cargo de presidente de la Comisión Regional de Exportación del Plátano.

Cofundador de Prisa

Asimismo, participó en el mundo de la prensa. "Uno de sus amigos fue uno de los fundadores de Prisa y le invitó a que participara en ella, así que, entre los dos, compramos acciones de este grupo mediático", recalcó su mujer.

Heliodoro Rodríguez González tenía que hacer frente a tantos títulos que hubo de negarse a algunos. "Cuando Ángel Capote (familiar de Heliodoro) se acercó y me preguntó si éste se haría cargo del Club Deportivo Tenerife, me negué en rotundo porque él ya no podía más", explicó Amparo Segovia.

Todo su trabajo y esfuerzo se reconoció de forma póstuma. Su mujer fue la que recibió, en su nombre, las grandes cruces del mérito civil y del agrícola. Asimismo, se rotuló una calle en su honor en la capital, pero le indignó "porque su nombre no estaba precedido por la palabra alcalde", recalca Segovia, debido a que éste es el cargo por el que se le tributó ese honor.

A pesar de estas y otras responsabilidades que asumió en vida Heliodoro Rodríguez González, Amparo Segovia cree "que el cargo que más le llenó fue el de alcalde de Santa Cruz". Han pasado ya 30 años desde su fallecimiento, pero su familia y sus seres queridos no han olvidado a este esposo, padre y amigo que se entregó por completo a Tenerife y su capital.