Un problema medioambiental que puede transformarse en un recurso energético. Eso es lo que busca el Instituto Tecnológico de Canarias (ITC) con un conjunto de proyectos dirigidos a analizar las posibilidades de aprovechar la biomasa -procedente de residuos urbanos, agrícolas, ganaderos y forestales, entre otras fuentes- para la obtención de energía, un proceso que en las Islas reviste especial complejidad debido a su territorio limitado y fragmentado.

Si esta aspiración puede convertirse en realidad y en qué grado puede hacerse lo dirán los diferentes estudios que al respecto está desarrollando la empresa pública dependiente de la Consejería de Empleo, Industria y Comercio del Gobierno regional. Por de pronto, el ITC ha realizado cálculos -en Gran Canaria, pero extrapolables al menos a Tenerife- que cifran en alrededor de un 12% el peso que un aprovechamiento total de la biomasa podría aportar al suministro energético del territorio insular. Eso, matiza con prudencia el director de I+D del Instituto, Gonzalo Piernavieja, "en el mejor de los casos y si resultara económicamente viable".

"Se trata de embarcarnos en una nueva aventura para estudiar las diferentes posibilidades. Algunas serán rentables en el corto plazo, otras en el medio y otras en el largo", advierte Piernavieja. ¿Por qué en el Archipiélago no se había hecho todavía? Porque hacen falta grandes cantidades de residuos para hacer económica y técnicamente viable una explotación de producción de biogás. "El factor isla, el factor logístico, explica que aún no haya sido posible. Intentamos ser los primeros en comprobar si todas esas tecnologías son viables en la pequeña escala", dice el responsable de I+D del Instituto.

Con el objetivo de abrir este camino hasta ahora poco explorado, el ITC ha elaborado una estrategia para el aprovechamiento energético integral de la biomasa, en la que constata que este recurso tiene en las Islas "un protagonismo escaso" y que "no existen apenas instalaciones" para su transformación en energía.

Además de evaluar las dificultades, el documento evalúa las "posibilidades reales" de estos proyectos. Así, plantea como "una opción lógica en Canarias" la centralización de residuos orgánicos en plantas de biogás "medianas-grandes", siempre y cuando exista cierta proximidad en los puntos de generación de residuos y garantías en su suministro.

También considera "imprescindible" la formación de profesionales y de técnicos especialistas en bioenergía para una progresiva introducción de estas tecnologías, al tiempo que advierte sobre la necesidad de lograr apoyos financieros que permitan acometer las "relativamente elevadas inversiones iniciales" que son precisas.

"Arico fue pionero en esto con una pequeña planta de biogasificación. También a nivel privado interesa. En Fuerteventura hay un hotel, el Risco del Gato, que coge los restos orgánicos de los hoteles colindantes y los utiliza para hacer una biodigestión. Tiene una instalación de energía solar y usa ese calor para el hotel", detalla Gonzalo Piernavieja.

Tomateras, plataneras, residuos urbanos, pinocha, lodos de depuradoras, restos orgánicos de la ganadería... La biomasa proporciona múltiples posibilidades para conseguir energía y combustibles. Otra opción la ofrecen las algas, en las que el ITC acumula una amplia experiencia. "Hemos desarrollado técnicas para desalinizarlas y desarenarlas y hacer compost, con lo que ya está cubierta, y con buenos resultados, la parte no energética. Ahora vamos a estudiar si, después de secar bien la microalga, puede hacer una combustión directa y convertirse en gas".

La finalidad de todas estas actividades, de estas exploraciones que, en algún caso, tienen algo de "futurista", es favorecer el tan socorrido, pero aún lejano, giro hacia la economía del conocimiento, que es precisamente la labor que tiene encomendada el Instituto Tecnológico de Canarias.