Cuando tan grande es el duelo de todos nosotros, cuando el presidente Rajoy no cuenta en su única rueda de prensa que ha enviado un plan a Bruselas con más y más recortes, sale el presidente de los socialistas madrileños con una propuesta rompedora.

Tomás Gómez, que se la tiene jurada a la actual dirección socialista porque le pusieron zancadillas sin cuenta para que no fuera reelegido, defiende la originalidad de vetar por ley al Opus Dei para ocupar cargos públicos.

En su afán por distanciarse de la línea Rubalcaba, al que acusa de hacer una oposición blanda y condescendiente con el PP, quiere echar del Gobierno y de la administración en general a quien pertenezca a la "Obra", que en el caso del PP se quedarían en cuadro.

No está el país ni la sufrida ciudadanía para estas distracciones bienintencionadas. La situación es de emergencia y los dirigentes políticos deberían, por una vez y sin que sirva de precedente, dejar de lado sus guerras intestinas y sus ambiciones personales para hacer propuestas serias con alternativas a la gestión de Rajoy. Es cierto que a Rubalcaba le está costando convencer a los suyos de la necesidad de apoyar al Gobierno ante Europa.

Es cierto que no quiere repetir la vergonzosa oposición que en momentos no tan malos como los actuales hicieron desde la calle Génova. Pero los españoles, anonadados por el rosario de recortes que están imponiendo Rajoy y los suyos sin explicar los motivos y alcance de los mismos, apelando a la perseverancia y el sacrificio como forma de salir de la crisis, reclaman de la oposición propuestas alternativas. Ya que son tenues en las críticas, por lo menos que cuenten qué harían ellos de estar en el poder.

Cuando incluso los votantes del PP, desengañados por los recortes a su calidad de vida (esos recortes que en campaña electoral se negaron), reniegan de su papeleta, no hay una alternativa clara, con propuestas, sin trampas, relatando los sacrificios necesarios pero también los objetivos de crecimiento. Cuando nos encaminamos, inexorablemente, hacia el segundo rescate, el principal partido de la oposición no puede limitarse a repetir: "Rescate no, rescate no". Ya que el Gobierno no se cree en la obligación de explicar a los españoles hacia dónde vamos, que sea el PSOE quien diga qué es lo que haría para salvar al país de los hombres de negro.

La oposición no se hace con propuestas pintorescas y sin alternativas. Así se justifica el crecimiento de dos agrupaciones minoritarias como son UPyD e IU. La primera solo defiende y con ardor la revisión/desmontaje del sistema autonómico y la segunda incordia al Gobierno todo lo que puede y se suma a cuantas manifestaciones se convocan.

En tiempos de zozobra, son dos clavos ardientes a los que agarrarse; por eso suben en las encuestas. Hace falta una oposición solvente.