Los vecinos del Suroeste están que trinan con Emmasa. A comienzos de año la empresa de aguas les informó de que iba a empezar a cobrar por el alcantarillado a las viviendas que se encontraban a menos de 100 metros de la red.

La empresa se ampara en una ordenanza municipal que deja claro que los propietarios de los inmuebles que estén a menos de 100 metros tienen la obligación de conectarse a la red de alcantarillado. Si no lo hacen, de cualquier manera, se le va a cobrar por el alcantarillado y también por la depuración de aguas como si los estuvieran usando.

Esto afecta a cerca de 1.200 vecinos del Suroeste que cuando se hicieron la casa tuvieron que construir también un pozo negro porque carecían del lujo de alcantarillado.

Pero, ahora, año 2012, Emmasa ha decidido hacer cumplir la ley municipal, lo que ha provocado situaciones ciertamente rocambolescas.

"Las injusticias se ven sobre el terreno", afirma Roberto Abdullah, de la asociación de vecinos de El Tablero, que se queja de que los residentes en esta zona no tengan los derechos (pero sí los deberes) de los que residen en el centro de Santa Cruz.

Para Abdullah, lo que ocurre es que "no se ha terminado la red de alcantarillado porque es una obra muy cara" y pretenden que la costeen los vecinos.

En la calle Pensamiento, Candelaria Ramos y su familia no daban crédito a esta situación. Son tres viviendas individuales y cada una ha pasado a pagar siete euros mensuales por el alcantarillado, es decir, 21 euros al mes en todo el inmueble. Ella, que lleva 75 años viviendo en la misma casa, argumenta que entendería que le cobraran "si me pasa por delante (el alcantarillado) y yo no me enchufo".

Poner una bomba

Un técnico de Emmasa les dijo que estaban a 80 metros de una tapa de alcantarilla y que tenían que conectarse. Sin embargo, para hacerlo tendrían que romper la carretera conecta todas estas casas y, también, como existe cierta pendiente, poner una bomba, lo que les exigiría cambiar la luz de su casa a trifásica... En resumen, una cifra de miles de euros.

El hijo de Candelaria ha puesto una reclamación por escrito, pero cuando EL DÍA les visitó, aún no tenían respuesta. "Nos lo tenemos que comer con papas", resumía Candelaria.

En la calle Araña y en la parte alta de la calle Anémona la situación es aún más complicada. La pendiente es más pronunciada y obliga a las cerca de ocho casas a instalar una bomba. A Fátima Díaz le dijeron que la tapa estaba a solo tres metros de la puerta de su casa y que tenía que conectarse. Sin embargo, el pozo negro está en la parte de atrás y más baja. "Tendría que romper toda la casa para conectar".

Ella, que cobra menos de 1.000 euros, se pregunta cómo pretenden que haga frente al gasto de toda la obra, que también, en este caso, incluye una bomba. "¿Y si se me rompe la bomba? ¿Todo eso me vendría a mí?" No le ve más que inconvenientes. Amén de que reconoce que no puede hacer frente a ningún gasto extra. Y lo dice, mientras se disculpa por no haber terminado de pintar unos remates en la parte de atrás de su casa.

Sin embargo, ya le están cobrando por ese alcantarillado al que no se ha conectado. De una factura de agua de 29 euros, 24 corresponden a alcantarillado y depuración. Si a Fátima no le cobraran lo que no usa, pagaría cerca de cinco euros de agua.

"Incluso el técnico que vino me dijo que tenía que haber hecho la casa al filo del camino. Mi padre hizo la casa donde se lo mandó el ayuntamiento", resume. "Nadie nos escucha a los pobres".

En la calle Cigüeña, de El Sobradillo, aún no les están cobrando el alcantarillado, pero ya les han indicado que tenían que conectarse a una tapa que está a 96 metros. Los dueños de una de las viviendas, pensionistas también, pensaron en un momento que les iban a arreglar la calle, que está llena de baches y parches. "No seré yo quien lo tenga que pagar", asegura Flora que le dijo al técnico. Porque en este caso, también, existe una pendiente y tendría que poner una bomba.

En la recta de subida a El Tablero, la situación es aún más extraña. El trazado de la red corre cercano y paralelo al lado donde apenas hay viviendas (donde se encuentra la Telefónica). Así, estos vecinos tendrán que romper (y cortar) la carretera general para poder conectarse a la red de alcantarillado.

La situación más dramática e injusta la vive un vecino de la calle Escobón, en El Sobradillo, al que le han facturado 85 euros del agua, de los que 45 corresponden a depuración o alcantarillado.

Irene Rodríguez, vecina y familiar del afectado, comenta que lo grave no es eso. Lo grave es que en la parte de arriba de la calle tienen un punto ciego al que se ha conectado mucha gente ilegalmente. Este punto ciego tiene filtraciones, de forma que la mierda (no hay otra forma de decirlo) les termina llegando a sus casas.

Tanto el Ayuntamiento como Emmasa reconocen que ha habido un error y que le van a devolver el importe de lo facturado.

Además, Dámaso Arteaga aseguró que ya tiene un proyecto para solucionar la situación de esta alcantarilla que no está operativa. El presupuesto de la obra, de 21.500 euros, se pagará a medias entre el consistorio y Emmasa, explicó.

El cuándo lo harán aún no está claro, pero espera que sea antes de final de año, precisó. De hecho, la situación en la calle El Escobón se remonta a años atrás, cuando había otro equipo de gobierno.

Las soluciones del consistorio al resto de casos expuestos es dejar de cobrar el alcantarillado a Candelaria Ramos y su familia.

También van a dejar de cobrar a los números 14 y 16 de la calle Araña y la 7, 7A, 7B y 5B de la calle Anémona.

Respecto a las viviendas de la carretera general de El Tablero, se van a elaborar dos presupuestos independientes para los dos bloques de casas, con la intención de abaratar costes.

A Flora, de la calle Cigüeña, nunca le han facturado alcantarillado porque reconocen que su situación es tan complicada, que queda exenta. Aunque también se queda con el asfaltado de la calle hecho un Cristo...

Aunque nos alegramos de la exención del pago de estos vecinos, también nos preguntamos qué pasará con aquellas situaciones que desconocemos.

Arteaga asegura que se analizará caso por caso, para que no se produzcan situaciones injustas, pero su discurso chirría con el de Emmasa.

La empresa mixta de aguas aseguró a este periódico que ellos no son "responsables del trazado ni la ejecución de las redes de saneamiento" y que se limitan a aplicar el Reglamento del Servicio aprobado por el pleno del ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife.

Emmasa sí hace hincapié en que ha ofrecido "incluso la posibilidad de dilatar y fraccionar el abono de los costes de la conexión con la red de saneamiento hasta un año".

Asimismo, explica que este año han recibido 70 reclamaciones de vecinos de Distrito de Suroeste, sobre la conexión a las redes de saneamiento, de las cuales 18 se han informado a favor de los recurrentes, es decir, un 25% Este 25% ha quedado exento del abono de la cuota de alcantarillado. En el Distrito Suroeste Emmasa cuenta con unos 2.300 clientes.

A pesar de todo esto, los vecinos del Suroeste han acusado a la empresa de aguas de tener un desmedido afán recaudatorio. Aunque fraccionen el pago de una obra de miles de euros, ¿quién puede hacer frente hoy día a ese gasto?

Esta semana, la rotura de una tubería en Ofra por la "obsolescencia" de la misma despertó, de nuevo, algunas suspicacias hacia la empresa mixta de aguas. Pedro Fernández Arcila, concejal de Sí se puede, asegura que el problema radica en que la empresa no dispone de un plan de detección de fugas. Para Emmasa, sin embargo, esta afirmación no se sostiene.

Emmasa inspeccionó en 2011 87.000 metros de red y en los primeros siete meses de este año ha revisado 45.000. Afirma que tiene un plan de detección de fugas, como ha de tenerlo cualquier empresa de aguas. Este año ha realizado un total de 932 actuaciones, de las que muchas de ellas tienen que ver con problemas de origen interno, según explicaron fuentes de la empresa mixta de aguas.

Todos los depósitos de agua disponen de un sistema de telecontrol y telemando, de forma que se puede saber cuál es la situación de cada depósito al momento. Si en el centro de control detectan que ha salido más agua de lo normal en un depósito, los técnicos se desplazan hasta el lugar con un equipo que dispone de localización de sonidos y amplificación de los mismos. Estos medios materiales sirven para saber qué parte de la tubería está afectada por una posible fuga.

Emmasa también dispone de un geófono, que es un instrumento que indica con mayor precisión aún qué sector de la tubería está dañado. Entonces es cuando se abre el suelo y se procede a reparar la tubería.

Un total de 40 depósitos de agua están conectados con este sistema de telecontrol y telemando y en los primeros meses de 2012 se han realizado cerca de 1.000 actuaciones de estos equipos, añaden desde Emmasa.

Arcila considera que el Suroeste y Anaga deberían regularse de manera diferente que el resto de Santa Cruz y propone un cambio de la ordenanza para observar estas peculiaridades.