En el entorno del conocido como Cuartel de Almeyda discurre el ir y venir cotidiano de una zona tranquila de la ciudad. No se adivina ese trajín característico que generan lugares de ocio o de restauración, aunque aquí, en el establecimiento militar capitalino, palpite una iniciativa cultural que puede deparar un rato entretenido.

"Si usted pregunta a un vecino que viva a cien metros de aquí, aún está convencido de que sigue la actividad castrense de un cuartel, cuando lo cierto es que hace algún tiempo ya el recinto tiene carácter museístico".

Así lo explica Jorge Abel Piedra Batista, comandante director de la Biblioteca Histórico Militar de Santa Cruz de Tenerife, Centro de Historia y Cultura Militar de Canarias, que hace hincapié en el valor patrimonial en documentos y bibliografía que atesora el departamento que dirige.

Durante el recorrido por las instalaciones, el máximo responsable de este servicio, "fortificación" del saber en toda regla, resalta la gran cantidad de joyas de imprenta que guardan los archivadores, muchas de ellas "objeto del deseo" de investigadores, universitarios y simplemente aficionados y curiosos por la historia y los legados de nuestros antecesores.

Cabe destacar que la Biblioteca Militar de Canarias cuenta -a fecha de 31 de mayo de 2012- con un total de 35.713 fondos, de los que 28.785 son monografías y 6.928 publicaciones periódicas.

En un primer contacto, sobresale un vistoso compendio del que el comandante Piedra hace las oportunas alabanzas y que da una visión de Santa Cruz a través de la cartografía militar, de 1701, con valiosas descripciones como la alusiva al Castillo de San Cristóbal.

En el itinerario para conocer los entresijos de las instalaciones, el comandante detalla el origen y evolución de estas secciones dentro del Ejército, así como sus sucesivas ubicaciones, funciones y prestaciones a lo largo de las décadas y hasta la actualidad, en la que mandan las nuevas tecnologías, internet y las redes sociales.

Toda una evolución con la adopción de las medidas necesarias para la renovación de las bibliotecas militares, para conseguir así su modernización y la difusión de sus fondos bibliográficos.

Trato personalizado

La cuestión es que las condiciones que ofrece este departamento de Almeyda, además de su museo, están puestas a favor de la divulgación y del disfrute de un público muy variado, que tiene oportunidad de consultar verdaderos tesoros bibliográficos.

Todo un ejemplo: contemplar los apuntes y láminas de los "Manuales de Artillería" (1803), de Tomás de Morla, con dibujos de artilugios armamentísticos, en tiempos en los que no existía el rotring, puede maravillar al visitante.

Afirma Piedra que este centro, incorporado a la Red Estatal de Bibliotecas, tiene la vocación de abrir sus puertas a la sociedad, para que se pueda enriquecer profundizando en material único, además, no sólo de contenido militar sino también de otros saberes, caso de una versión francesa de la "Historia Natural de las Islas Canarias" (1936), de Sabino Berthelot.

El responsable reconoce que, mediante esta oferta cultural, nunca se va a poder captar a masas como las que acuden a los centros comerciales, tiendas o multicines. "No se trata de eso, pero este espacio sí estará abierto para recibir a todo el que desee descubrir este mundo interesante", estima el comandante.

Además de los servicios personalizados, cuya representación más modesta consiste en la fotocopia que solicita algún historiador o profesor de Universidad, o el dato concreto que busca un particular, también es posible pedir préstamos, realizar consultas telefónicas o tomar contacto vía mail a través de la siguiente dirección de correo electrónico: bibliomilcan@et.mde.es