La Esperanza fue abrazada ayer por elevadas temperaturas, pero no impidieron que cientos de personas de la Villa y de otros lugares de la isla de Tenerife acudieran fieles a su cita con una romería que se caracteriza, principalmente, por conservar y difundir sus costumbres y tradiciones, plasmadas en las carretas, en las parrandas y en la gastronomía que fue ofrecida al público con toda la hospitalidad que caracteriza al esperancero.

Eran las 10:00 horas, cuando los visitantes empezaron a llegar a la plaza del Adelantado para admirar y comprar en la feria de artesanía, apoyando así a quienes siguen luchando por mantener las antiguas manualidades y las de nueva creación.

Mientras otro sector del público optó por probar pinchitos y buen vino tinto en los ventorrillos, otra parte acudió a la iglesia de La Esperanza para participar en la función religiosa que presidió y celebró el padre Manuel Bethencourt. Fue, en parte, cantada por la agrupación folclórica Amigos de La Esperanza.

Al terminar la misa, la venerada imagen de La Esperanza salió en procesión hasta la plaza del ayuntamiento, donde fue colocada para presidir la romería como Alcaldesa Honorífica de la Villa. Recibió, como cada año, ofrendas florales de diferentes carretas y parrandas participantes.

La romería llenó de color y alegría el itinerario festivo con los grupos folclóricos y sus cantos más representativos del folclore musical canario, las danzas típicas trenzando cintas en torno al palo y al ritmo del tajaraste y carretas con romeros luciendo la vestimenta tradicional y ofreciendo al público los productos de la tierra: chuletas, papas arrugadas, gofio amasado y huevos duros, sin faltar el vino de la zona.