La plaza de la rotonda del Padre Anchieta está recibiendo la crítica de un sector considerable de la sociedad, incluida la Orden de Caballeros del citado beato, porque lleva mucho tiempo sin estar alumbrada y su flora, fruto de la dejación, no está siendo tratada de forma conveniente, por lo que las hierbas crecen entre las plantas y varias flores se han secado al no ser regadas.

Esta plaza, en su parte central, tiene un pasillo de pavimento de piedra, con ocho puntos de luz (báculos de un metro de altura, distribuidos cuatro a cada lado y separados uno del otro hasta llegar a la escultura que representa al Padre Anchieta.

Por las noches, al no estar iluminado el recinto, la gran obra escultórica del beato lagunero no se ve, cuando lo correcto es que esté como antes resaltada por las luces para que los que entran y salen de la ciudad puedan admirarla, como los turistas que llegan a la ciudad procedentes del aeropuerto de Los Rodeos.

El problema se agrava aún más porque la decoración floral que presenta la rotonda es antiestética y unas palmeras de alto porte, ocultan el monumento del Padre Anchieta.

Lo que proponen vecinos y representantes de colectivos sociales y culturales es que sean retiradas las palmeras y el espacio sea ornamentado con una flora, variada y con mucho color, de porte bajo, que permita sobresalir por encima de la misma la escultura del Padre Anchieta, para ser admirada como siempre lo fue, y no oculta como ahora por palmeras y falta de alumbrado.

En julio de 2007, la escultura del Padre Anchieta volvió de nuevo a su antigua ubicación, aunque en esa ocasión la glorieta era de mayores dimensiones, dadas las obras que llevó a cabo el Gobierno de Canarias con motivo de la realización del enlace construido para que el tráfico fuera más fluido.

En aquel entonces, el director de la obra, José María Riera Pérez, explicó explicó que la glorieta contaría con 10 báculos con sus correspondientes luminarias y ocho focos con luz indirecta para que la escultura resalte de noche, lo que lleva ya bastante tiempo inoperativo.

La escultura del Padre Anchieta se hizo gracias a la iniciativa de una comisión pro monumento que nombró el Ayuntamiento de La Laguna. La obra fue realizada por el artista Bruno Giorgi y su gasto lo afrontaron el pueblo y el gobierno brasileño. Está realizada en bronce, mide cinco metros de altura y el pedestal primitivo fue realizado en cantería y hormigón.

Antes de ser colocada la escultura en 1960, en el mes de noviembre se celebraron diferentes encuentros y jornadas en torno al Apóstol del Brasil, destacando actos como la exposición de recuerdos del Padre Anchieta en la Casa de Ossuna, cuya organización corrió a cargo del Instituto de Estudios Hispánicos del Puerto de la Cruz. Fue inaugurada el 27 de noviembre, siendo bendecida por el obispo de la Diócesis de Tenerife, Domingo Pérez Cáceres.