"La política nos rodea igual

que el abrazo de una serpiente

del que no podemos desasirnos

por mucho que lo intentemos"

(Mahatma Gandhi)

COMENTAMOS hace pocas fechas el encuentro que sostuvimos en la pasada edición de la FITUR con tres de los más destacados hombres del turismo español. Hombres de empresa, luchadores infatigables dentro del sector turístico español y mundial, como son Alfonso Munk, Jesús Felipe Gallego y Lluis Mesalles. Todo un excelente plantel de serios profesionales cuyas experiencias han sido desaprovechadas de forma reiterada por los mandos políticos españoles, sin que queramos emplear la palabra de "inexplicable", porque a estas alturas de nuestra vida tenemos más que explicado por qué estos tres irrepetibles y capacitados profesionales no están al frente de los departamentos turísticos oficiales de un país que lo que está necesitando, ahora y siempre, "por los siglos de los siglos", son expertos profesionales conocedores de las vivencias del sector empresarial -el turismo y el Estado son empresas, por si alguien no lo sabía- con los suficientes conocimientos para no caer en los ridículos, que hasta ahora han sido las causas de la catástrofe de cientos de empresas turísticas a las que se les ha llevado por el equivocado camino de contabilizar a los turistas por el número y no por la calidad de los mismos, algo que parece continuar de la misma forma según las noticias que aparecen continuamente en los medios de comunicación.

Viene todo esto a cuento porque en la publicación digital de Lluis Mesalles, nuestroturismo.com, el eminente tratadista Jesús Felipe Gallego comenta el fiasco que ha sido la Cumbre de Río de Janeiro, del pasado mes de junio, sobre el desarrollo sostenible, donde sus conclusiones comienzan con una declaración de principios que dice así: "Nosotros los jefes de Estado y de Gobiernos y representantes de alto nivel, reunidos en Río de Janeiro, Brasil, los días 20 al 22 de junio de 2012, con la plena participación de la sociedad civil, renovamos nuestro compromiso con el desarrollo sostenible para garantizar la promoción económica y ambiental y el futuro social y ambientalmente sostenible en nuestro planeta para las generaciones presentes y futuras".

"Por lo tanto, reconocemos la necesidad de integrar más el desarrollo sostenible en todos los niveles de concentración de los aspectos sociales y económicos del medio ambiente, reconociendo su interrelación con el fin de lograr su desarrollo sostenible en todas sus dimensiones".

Luego de transcribir estas sesudas consideraciones, se pregunta Jesús Felipe Gallego algo que nosotros tenemos siempre en mente y que hemos reiterado hasta la saciedad en nuestros artículos y reportajes de prensa: ¿sabemos realmente cuál es el significado de la sostenibilidad o del desarrollo sostenible? Añadimos: ¿sabemos lo que quiere decir desarrollo turístico sostenible?

Lo habíamos tratado en nuestro anterior artículo y ahora lo reiteramos: en la Carta de Lanzarote (Canarias, 1995), producida por los asistentes a la Conferencia Mundial del Turismo Sostenible, se indica que, "siendo el turismo un potente instrumento de desarrollo, puede y debe participar activamente en la estrategia del desarrollo sostenible con una buena gestión que garantice la sostenibilidad de los recursos identificativos de los respectivos lugares", ampliando esta definición del desarrollo turístico sostenible y concretándolo en "aquellas actividades turísticas respetuosas con el medio ambiente natural, cultural y social de los valores de su comunidad que permiten disfrutar de un positivo intercambio de experiencias entre residentes y visitantes, donde la relación entre el turista y la comunidad es justa, y los beneficios de la actividad es repartido de forma equitativa, y donde los visitantes tienen un actitud verdaderamente participativa en sus experiencias del viaje".

Incógnitas despejadas y aclaraciones pertinentes que no van a llegar a ninguna parte cuando el mundo se encuentra en manos incompetentes para entender lo que tan claro está explicado, y se sigue por unos senderos políticos que nos llevan a unos esperpénticos "encuentros en la cumbre", donde ponencias y discursos preparados en laboratorios no buscan otros fines que la perpetuación en el poder de quienes intervienen en ellos, todo bajo la óptica económica personal, sin saber en la inmensa mayoría de los casos cuál es el verdadero fin que se persigue con el desarrollo sostenible.

¿Desarrollo turístico sostenible? ¿Qué es eso? Recuerdo, hace ya unos pocos años, cuando un dirigente político del turismo insular nos aclaró que, según él, se trataba de conseguir el sostenimiento del incremento de las mismas llegadas de turistas año tras año (¿?).

Se pregunta Jesús Felipe Gallego si realmente sabemos cuál es el significado del desarrollo sostenible: "Una simple vista al escenario mundial y lo que se cuece en él nos da la impresión de que, después de algunas décadas hablando y escribiendo sobre el tema, en sus aspectos más importantes nos queda mucho que aprender". Naturalmente, habría que aplicárselo a este hombre, que creía que desarrollo turístico sostenible era aumentar cada año el número de turistas.

Obnubilados por los acontecimientos y las noticias que nos llegan diariamente, vemos cómo nos dirigimos sin remedio hacia el precipicio, destruyendo empresas turísticas, creando comisiones y consorcios, empresas fantasmas dependientes del erario, que en su caso es con el dinero de todos, siguiendo el mismo camino que antaño, sin entender que necesitamos urgentemente poner en el escenario toda esa serie de experiencias y recomendaciones que los expertos en la materia turística han acumulado a través de los años. Todo ello lleno de unos conocimientos elementales sobre la gestión empresarial que debe presidir el delicado momento socioeconómico actual, el cual nos produce la impotencia y la desilusión cuando vemos cómo se atropellan despiadadamente los más hermosos programas para el desarrollo del turismo mundial, eso que es el principal generador que acabará con la pobreza en el mundo elevando el nivel de vida de los pueblos según los más expertos estudiosos de la Organización Mundial del Turismo, organismo responsable del estudio de la evolución del turismo y sus estructuras, de las Naciones Unidas.

Jesús Felipe Gallego remata su enjundioso comentario sobre la Cumbre de Río con el siguiente párrafo: "La sostenibilidad es el nuevo paradigma el siglo XXI. No es una filosofía o una utopía, es una necesidad para reconducir la sociedad hacia un desarrollo que nos beneficie a todos".

Así de claro y así de sencillo. Mientras, otros "sabios" continuarán con sus obras cargándose la plaza de España, colocándoles farolitos de feria, o una "charquita" para bañarse en los carnavales..., sin olvidarnos de suprimir las corridas de toros, esos "animales de compañía" que nos despiertan por la mañana con el canto del gallo, al que no sabemos si también la Comunidad Europea les habrá aplicado las mismas normas de convivencia que a las gallinas, las cuales, después de exprimirles todos los huevos posibles, las preparamos suculentamente para comerlas en pepitoria. ¡Qué mundo este!