Las autoridades iraníes dieron por finalizadas en menos de 24 horas las labores de búsqueda y recate de víctimas de los fuertes terremotos que devastaron anteayer y ayer la provincia de Azerbaiyán Oriental, en el noroeste de Irán, con un balance de al menos 227 muertos y 1.380 heridos.

El ministro del Interior, Mostafa Mohamad Nayar, ofreció ayer esas cifras de víctimas a la televisión oficial iraní, IRIB, aunque otras fuentes sitúan los muertos entre los 250 y los 300 y consideran que el número puede aumentar, dado el estado crítico de muchos de los alrededor de 2.000 heridos que calculan que se produjeron.

"Las operaciones de búsqueda y rescate han concluido y ahora trabajamos para asegurar a los supervivientes refugio y comida", dijo Nayar en referencia a los damnificados por los terremotos, que alcanzaron los 6,2 y 6,0 grados en la escala de Richter en un área con unos 140.000 habitantes.

Nayar, que se encontraba ayer en la región de los terremotos junto a la ministra de Salud, Marzie Vahid Dastyerdi, agregó que "las áreas devastadas (por los seísmos) serán reconstruidas con prontitud".

El Vaticano, Rusia y Japón se unieron ayer a otros países que manifestaron sus condolencias a Irán por las víctimas de los terremotos y ofrecieron su ayuda para los afectados, informó el Ministerio de Asuntos Exteriores en Teherán. El papa Benedicto XVI manifestó sus condolencias a las familias de las al menos 227 víctimas mortales de los seísmos, afirmó que elevaba sus oraciones por los fallecidos y pidió a todo el mundo que se uniese a sus plegarias.

Previamente, Turquía, los Emiratos Árabes Unidos (EAU) y Pakistán, países vecinos de Irán, también habían manifestado su solidaridad y ofrecido ayuda. Estados Unidos envió sus condolencias al pueblo iraní en un comunicado del portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney, quien indicó que Washington está dispuesto a "ofrecer asistencia (a los damnificados) en este difícil momento".