1.- No me gusta que dos hidroaviones marroquíes se hayan metido en las tareas de extinción del fuego en La Gomera. Se metieron porque los llamó el Gobierno de Canarias, claro. Escuché decir al ministro Cañete que España tiene 17 aviones de este tipo y que no se puede descuidar la vigilancia de otras zonas. Por eso Marruecos, que no da puntada sin hilo, ofreció los hidroaviones. Pero no sé, no me gusta. Y como no me gusta, pues digo que no me gusta. También vi y escuché una buenísima entrevista, en la TVAC, con el catedrático de La Laguna PedroLuisPérezde Paz. Una lección de sensatez. Habló el profesor Pérez de Paz de volver a la agricultura, de cuidar los montes y de mentalizar a la gente para que vuelva al campo y lo cuide. En la misma línea está WladimiroRodríguezBrito, que se merece ese título que va a estrenar muy pronto de hijo adoptivo de Tenerife. El profesor Rodríguez Brito, geógrafo, ha comentado que en el incendio de Tenerife, en el último, la tierra que se quemó era un 5% pública y un 95% privada. ¿Qué significa eso? Pues que los privados no cuidan el campo, no lo cultivan, lo tienen abandonado. Hay que volver a este sector productivo, señores. No queda otro remedio. Lo demandan los tiempos.

2.- El pasado lunes, viniendo desde el Puerto a Santa Cruz, dos conductores, en distintos momentos del trayecto, lanzaron colillas desde sus coches contra el mío, que venía detrás. Tengo sus matrículas, pero no los voy a denunciar. ¿Qué pasaría si una de esas colillas llega a matorral seco, en la cuneta, y prende fuego a la vegetación aledaña? ¿Qué ocurriría si penetra en el motor de mi coche, alcanza un pequeño escape de gasolina y hace explotar mi vehículo? Estos tipos lo siguen haciendo, a pesar de las recomendaciones y de la Ley de Seguridad Vial. Siguen tirando las colillas encendidas por la ventana. Es urgente prohibir fumar a quienes van dentro de los vehículos. Los automóviles nuevos ni siquiera traen ya ceniceros.

3.- Tanto el profesor Pérez de Paz como el profesor Rodríguez Brito deberían ser convocados por el Gobierno de Canarias para que den su opinión sobre lo que hay que hacer en el campo para que las islas no sean devastadas por el fuego. Una especie de consejeros, de planificadores de lo que se debe hacer con el agro canario, tanto con el de propiedad privada como con el de titularidad pública. Que estos fuegos nos enseñen. Y que la coordinación con Madrid sea mejorada. Y no me gustan los aviones marroquíes actuando en Canarias. Lo repito una vez más.

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