Ya va para dos años cerrada, pero algunos usuarios de Las Gaviotas pasan de prohibiciones y continúan bajando a la playa. Los motivos son varios y van desde el porque sí al "no sabía que estaba cerrada".

El viernes, dos turistas plano en mano se quedaron chafados al ver la puerta rota y el signo de prohibición. "¿Pero no se puede ir a la playa de Las Gaviotas?" Tras las explicaciones pertinentes y la recomendación de, si tenían prisa, quedarse en la cercana Las Teresitas, la mujer no pareció quedarse contenta. "Si está cerrada, ¿por qué no lo pone en ningún sitio? Íbamos siguiendo las señales de Las Gaviotas en la carretera y no ponía que estuviera cerrada..."

De hecho, hace varios meses este periódico hizo un reportaje sobre la guagua turística y se sorprendió de que en la audición se anunciara la playa de Las Gaviotas y se explicara cómo se podía llegar a ella.

Otra pareja, ésta de Tenerife, llegó a bajar a pie hasta la playa, pero ante la suciedad acumulada (botellas de agua, botes, desperdicios...) decidió darse la vuelta. "Está muy sucia y es muy pequeña", argumentaron.

Natalia Núñez y Víctor Herrera son de Cantabria y ella acaba de pegarse un baño en el mar. "El agua está limpia, pero hay basura ahí a la entrada", explica. Cuando se le pregunta sobre la playa tinerfeña que ha visitado que más le ha gustado, lo tiene claro: "Benijos".

Sobre las 12:00 horas del mediodía puede haber cerca de 11 personas en la playa, Tomás, Yara, Begoña, Jenny, Carlos y Edgar son el grupo más numeroso. Son chicharreros y reconocen saber perfectamente que está prohibido acceder a la playa.

Sobre la suciedad, Edgar dice que "gracias a la gente que viene no hay más". Sobre el peligro de derrumbe, el grupo se encoge de hombros: "Siempre ha estado así". Se les pregunta si no han pensado en ir a Las Teresitas. "¿A comer arena? No, gracias".

Alguno también se queja de que "todos los años pasa igual", en referencia a los pocos sitios para bañarse que hay en la capital.

El Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife informó a finales de enero de este año de que había consignado 400.000 euros este año para la redacción de un proyecto que permita minimizar los riesgos de desprendimientos en la ladera de la playa de Las Gaviotas.

Sin embargo, ya entonces el concejal de Servicios Públicos, Dámaso Arteaga, apuntó que la solución para sanear la ladera era muy problemática.

Los usuarios han roto la puerta que impedía el acceso a la playa de Las Gaviotas y el consistorio reiteró esta semana en una nota de prensa que estaba prohibido acceder a la zona.

"En el ejercicio de nuestra responsabilidad colocamos una valla para impedir el paso, carteles de señalización del peligro, de la propia prohibición, pero varios de estos elementos han sido arrancados por algunos vándalos y eso no se puede consentir porque están poniendo en peligro la vida de mucha gente", dijo Carmen Delia Rodríguez, concejal de Seguridad Ciudadana, en una nota de prensa.

Sin embargo, para Félix Rodríguez, usuario de Las Gaviotas, todo esto no es más que "una pelea absurda". "La puerta se rompe porque la gente quiere pasar", resume. "Es la única playa que hay natural", se queja, para añadir que "no hay otra alternativa".

Además, también detalló que existe una pequeña playita frente a un bloque de apartamentos llamada Playa Chica. "El único acceso que hay es por Las Gaviotas" o por el interior de estas viviendas. Por lo que Félix se queja de que se ha convertido en "una playa privada".

Sobre el peligro de derrumbe, este usuario opina que no se acomete ninguna obra porque "la montaña es privada". "Llevamos así 20 años", resume.

En su opinión lo que era "realmente peligroso" era la carretera de acceso. "Cuando logramos que Costas nos arregle la carretera, cierran la playa", se queja. Y así otro verano más tienen que colarse en Las Gaviotas como si estuvieran cometiendo un delito, cuando lo único que quieren es ir a la playa.

Frente a la puerta destrozada hay escritos varios mensajes reivindicativos. La playa es nuestra, reclaman, y nadie puede poner cerrojos a lo que es de todos.