El hecho de que miles de pensionistas hayan tenido que empezar a pagar un porcentaje de los fármacos que precisan a partir del 1 de julio ha hecho que, tan solo un mes y medio después, médicos, farmacéuticos y organizaciones sociales den la alarma sobre el preocupante aumento de personas que están dejando de tomar su medicación o que no lo hacen adecuadamente ante la imposibilidad de sufragársela.

En concreto, desde el colectivo médico se alerta de que la situación puede traducirse en problemas graves de salud, puesto que en tan solo un mes y medio de vigencia del nuevo copago han detectado numerosos casos en los que los pacientes han dejado de tomarse parte del tratamiento o incluso la totalidad durante cuatro o cinco días a la espera de poder cobrar la pensión y poder ir a comprarlo.

En este sentido, varios médicos de familia pertenecientes a distintos centros de salud de Tenerife confirman que ya han tenido casos en los que este abandono temporal del tratamiento farmacológico ha supuesto un grave riesgo para la salud de los pensionistas, puesto que han dejado de tomarse desde pastillas para controlar la hipertensión o regular el ritmo cardíaco hasta comprimidos para evitar ataques epilépticos.

Otra modalidad igual de peligrosa y de la que alertan los facultativos de Atención Primaria es la reducción de las tomas para conseguir que duren más; así, en vez de una pastilla se toman media y los envases les cunden mucho más, aunque la eficacia y garantía farmacológica se resienta e incluso pueda causarle algún problema.

Los especialistas aseguran que los propios pensionistas les preguntan de forma reiterada si no existe la posibilidad de que les receten menos fármacos o que los que precisen sean lo más baratos posibles y se cuestionan sobre qué es lo que deben hacer cuando tienen conocimiento de que un paciente está en riesgo de sufrir algún daño grave en su salud ante la imposibilidad de tomarse un remedio. "Nosotros no tenemos fármacos que podamos dar y las farmacias son establecimientos comerciales que no hacen beneficencia ni tienen por qué hacerla, pero tampoco podemos irnos a casa un viernes sabiendo que un paciente no tiene sus pastillas e imaginando lo que puede pasar el fin de semana si le da una crisis", relata un especialista del área metropolitana del Servicio Canario de Salud. Y es que aunque la nueva reforma sanitaria establece que los beneficiarios de pensiones deben sufragar el 10% de sus medicinas y con un límite de ocho euros al mes, lo cierto es que, dado la diligencia con la que se dictó y aplicó la norma, por el momento las personas que se encuentren dentro de este colectivo deben pagar el 100% de lo que retiren y "más adelante", sin que se sepa a ciencia cuándo y cómo el Ministerio les devolverá ese dinero a través de su propia pensión, gracias a que los datos disponibles en los Ministerios de Sanidad y Hacienda se han cruzado. Por si acaso, deben guardar las facturas de todas sus compras.

"Hablamos de tratamientos mensuales que pueden alcanzar fácilmente los 60 euros", recuerda una farmacéutica de Tenerife cuando relata que aerosoles, psicofármacos y los relacionados con el control del colesterol son de uso casi generalizado y suelen tener precios elevados en comparación con otros tipos de medicamentos.

Y es que los boticarios se sienten que están entre la espada y la pared, porque por un lado le recomiendan encarecidamente a los usuarios que no dejen de tratarse porque su salud se resentirá, al tiempo que se encuentran con todo tipo de historias personales y anécdotas, como la de un jubilado que no llega a los 600 euros y está manteniendo a su mujer, sus dos hijos, dos nueras y tres nietos y renuncia a comprarse el laxante que necesita para que las pastillas para controlar la tensión no le hagan daño en el intestino. O la señora viuda que se niega a pagar nada por las pastillas que le llevan saliendo gratis más de diez años porque la diferencia entre pagar los ocho euros mensuales o no es la de comer pan a diario o no. Por no hablar del caso de la anciana que confesó a su farmacéutica que no podía pagar todo lo que necesitaba pero que, "afortunadamente" había fallecido una de sus amigas y que padecía de la misma dolencia y había conseguido quedarse con varios envases de las pastillas que le hacían falta.

"Eso de que los ancianos acumulan medicamentos en las casas ya es ciencia ficción", explica otro profesional farmacéutico que asegura que "ahora todo el mundo mira hasta el céntimo, y si en casa le queda de algo no lo lleva".

Cáritas sin margen

"Hay mucho sufrimiento y el copago está haciendo mella en quien menos se lo merece", asegura el presidente provincial de Cáritas en Tenerife, Leonardo Ruiz del Castillo, que admite que "para el poco tiempo que se le lleva cobrando por los medicamentos a los pensionistas, es sorprendente la cantidad de solicitudes de ayuda que nos llega de gente que, o le damos sobre la marcha 10 o 20 euros o se queda sin tomarse el tratamiento médico que le han recetado".

No obstante, desde Cáritas alertan "no tener demasiado margen de maniobra" para tratar de buscar soluciones a este tema, puesto que el objetivo prioritario en el que se están centrando en la actualidad es en garantizar la alimentación diaria de las familias en las que hay menores de edad.

"Mucha gente podrá pensar que ocho euros al mes no es nada, pero para muchos es la diferencia entre poder comer un día o no, así que fíjense si es importante o no", reflexiona Ruiz del Castillo antes de abundar en que "encima" la mayor parte de los afectados "son personas mayores, con cargas familiares y a las que ya no les queda de dónde recortar ni un céntimo" y reconoce su asombro por la situación asegurando que nunca pensaron que la tijera del Gobierno llegara a este colectivo.

Por si fuera poco, la situación en Canarias es si cabe más grave que en el resto del territorio nacional, puesto que la cuantía media de las pensiones son las más bajas debido a que, a su vez, los sueldos también están a la cola.

"Hay quien cobra 400 ó 500 euros por una pensión de jubilación o de viudedad y con eso ya es difícil garantizarse un techo y comida", sentencia el dirigente de la ONG.