La intervención del Banco Central Europeo (BCE) en los mercados para aliviar las presiones sobre la deuda española debe ser "contundente" y no tener de antemano fijado un límite ni de cuantía ni de duración, defendió ayer el ministro de Economía y Competitividad, Luis de Guindos.

En una entrevista con Efe, el ministro señaló que a este tipo de intervenciones "no se les puede poner límite o no se puede explicitar, al menos, la cuantía con la que se va a intervenir ni durante cuánto tiempo" para no restar efectividad a una ayuda que tiene como objetivo disipar las dudas sobre la eurozona.

Contrapartidas

Respecto a las contrapartidas que tendrá la ayuda europea a España, De Guindos explicó que previsiblemente se definirán en las reuniones de los responsables de finanzas en el Eurogrupo y el Ecofin que tendrán lugar en la segunda semana de septiembre. Para entonces, estimó, el consejo de gobierno del BCE ya habrá explicado cómo piensa ejecutar el programa de compra de deuda en el mercado secundario, lo que el Gobierno español analizará antes de tomar una decisión definitiva al respecto.

Lo que De Guindos da por hecho es que el BCE actuará en el mercado secundario (donde los inversores intercambian la deuda ya emitida) comprando bonos a corto plazo y sin ejercer su papel de acreedor preferente, lo que ahuyentaría al resto de inversores y elevaría la prima de riesgo.

Las intervenciones del Eurobanco "no deben explicitar ni cuantía ni horizonte temporal y tal como ha señalado el propio Banco Central Europeo, deben tener en cuenta la problemática generada por el carácter de acreedor preferente", insistió.

De Guindos se mostró convencido de que España es un país "claramente solvente" y con una economía competitiva, "como refleja el hecho de que las exportaciones estén creciendo a una tasa del 3,4% hasta junio y haya superávit comercial con economías tan fuertes como Francia e Italia".

Rescate blando

Los analistas señalan el próximo mes de septiembre como la fecha más probable para que España pida el rescate blando o parcial, que se sumaría al ya aprobado para la banca.

Entre tanto, la Comisión Europea ya hizo público ayer que el BCE supervisará a los 6.000 bancos de la eurozona, incluidas las cajas de ahorros y los bancos regionales públicos alemanes, y no solamente de los sistémicos.

Con esta propuesta, que se materializará el 11 de septiembre, la Comisión se enfrenta al Gobierno alemán, dado que la canciller, Ángela Merkel, señaló en la cumbre europea de finales de junio que solo es necesario que el BCE supervise los 25 mayores bancos de los países del euro, aquellos considerados sistémicos.

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