Investigadores del Instituto Canario de Investigaciones Agrarias (ICIA) estudian cómo mejorar la producción y la calidad de las variedades tradicionales de tomate con la aplicación de hongos micorrícicos, es decir, microorganismos benéficos del suelo.

Según informa la Consejería de Agricultura, Ganadería, Pesca y Aguas del Gobierno regional en una nota, los investigadores del ICIA analizan el uso de estos microorganismos benéficos para la producción ecológica y cultivo sin suelo de la variedad canaria de tomate "Manzana negra".

Este trabajo busca optimizar las técnicas de cultivo para obtener un producto "gourmet" con mínimo impacto ambiental y en el estudio colaboran el Cabildo de Tenerife y la empresa Cultesa, de forma que el objetivo es aplicar estos organismos beneficiosos para reducir el aporte de fertilizantes.

La presencia de este tipo de tomates en el Archipiélago data de los años 40 del siglo XX y su origen es británico, al igual que todas las variedades para exportación de la época.

Inicialmente se introdujeron en Canarias cuatro o cinco variedades, pero en años sucesivos, los cruces entre ellas y con otras nuevas- algunas incluso de procedencia americana- generaron nuevas poblaciones diferenciadas geográfica, ecológica y morfológicamente, dando lugar a variedades que se consideran "tradicionales" o "locales".

Se trata de plantas con ciclo más corto que los híbridos actuales y que muy probablemente permitirían dos plantaciones por zafra, generando una alternativa rentable para las zonas en las que, por motivos geográficos o sociales, no es viable el cultivo con entutorado alto y descuelgue de tallos.

Asimismo, estos trabajos han demostrado que el uso en semillero de estos hongos, que establecen una asociación simbiótica con las raíces de la planta, aumenta considerablemente la eficiencia de uso del fósforo- el macronutriente de mayor coste por unidad fertilizante- y también, aunque en menor grado, el de otros nutrientes y comporta en muchos casos una mayor tolerancia a infecciones por patógenos.

Esta investigación, financiada por el Instituto Nacional de Investigación y Tecnología Agraria y Alimentaria (INIA), pretende mejorar la sostenibilidad de este cultivo mediante la aplicación de estos organismos y, en definitiva, optimizar técnicas de cultivo de tipos de tomate tradicionales con mayor calidad organoléptica y nutricional.

Estarían destinados a sectores específicos de mercado y podrían ser diferenciados mediante marcas de calidad como etiquetas de producción ecológica o integrada, o baja huella de carbono, entre otros distintivos.

Además, en este estudio se abordará también la aplicación de hongos micorrícicos en cultivo sin suelo -en el que éste es sustituido por soluciones que contienen nutrientes minerales, con o sin un medio inerte como sustrato- aspecto de gran novedad y del que existen muy pocos precedentes a nivel mundial.

Se analizará también la influencia de las condiciones de cultivo -como el suelo o sustrato, el manejo del riego y la fertilización, o el clima- y la época de la recolección durante la zafra sobre la calidad final del producto y los efectos en el sabor, valor nutricional, contenido en compuestos antioxidantes y bioactivos.

También se evaluará "el comportamiento post-cosecha" para establecer pautas que permitan obtener una óptima calidad organoléptica y nutricional de los frutos.