LOS QUE SE apuntan a hacer el ridículo en tantas ocasiones, como pretenden realizar todo lo contrario, es decir, salir airosos de cualquier gestión, no son culpables de su falta, porque la ridiculez es intrínseca a la persona que la exterioriza. La ridiculez se comete sin querer, tiene su origen en la ignorancia, muchas veces, y en la falta de una formación adecuada, en el farolismo, que en La Gomera llaman fachentismo, que es una autopretensión de ser siempre el mejor y el que sabe más que nadie y, naturalmente, esa presunción de mejoría y sapiencia, siempre a su favor, es la que se transforma en ridículo en los resultados. En La Gomera llaman fachento al fanfarrón, al presumido, al que quiere parecer más de lo que es. Y Paulino Rivero para los gomeros engrosa el número de fachentos, que son muchos, sobre todo en la clase política insular.

El responsable de Política Autonómica del PP en Canarias, Manuel Fernández, aprovecha la ocasión de que el Tribunal Supremo vuelve a avalar los permisos a la empresa Repsol para las prospecciones petrolíferas en los fondos marinos del Archipiélago para decir a Rivero que "ya está bien de poner en ridículo a las Islas con sus prohibiciones y sus majaderías", cuando el propio ministro de Industria y Energía del Gobierno de la nación da por buena la prospección. Fernández lamentó la falta de seriedad política del Gobierno regional, y de su presidente, de apelaciones sin tener ninguna razón. Añadió Fernández que se está gastando dinero de forma inútil por ir contra los intereses de Canarias, máxime con todas las necesidades que hay en las Islas.

En esa línea, el ministro José Manuel Soria reiteró que Canarias no puede permitirse renunciar a oportunidades para su industria y su actividad portuaria, con un yacimiento petrolífero cerca de sus costas y, teóricamente, de fácil explotación. Soria valoró el auto del Tribunal Supremo como una nueva confirmación de que el Gobierno actuó conforme a Derecho al permitir las prospecciones petrolíferas en fondos de aguas territoriales españolas en el mismo lugar y entorno donde ya han sido autorizadas hace años por el vecino Reino de Marruecos.