Cada vez que Paulino Rivero abre la boca para decir lo que sea nos causa pena y bochorno. Bochorno porque con cada palabra suya está demostrando que es un mago político. Está evidenciando que es un indígena colonizado, aunque se vista a la europea, ansioso por contentar a sus amos españoles con la misma prontitud que un perrito faldero se apresta a hacerle gracias a su dueño para que le eche el hueso que le sobra. Pena porque día tras día pierde una gran oportunidad el presidente de un partido que se dice nacionalista de reivindicar la libertad de Canarias; la independencia de Canarias, hablando claro, pues de eso se trata.

Nos avergonzó y nos apenó este necio político cuando lo vimos intervenir el sábado por la noche en un conocido programa de Televisión Española sobre las prospecciones petroleras que ha autorizado el Gobierno de España en aguas Canarias. Dijo este político torpe que nos gobierna -más bien que pretende gobernarnos- que al final Repsol no hará las prospecciones a 60 kilómetros de las costas de Fuerteventura porque estarían muy cerca de la discutida "mediana" con Marruecos, lo cual crearía conflictos en la zona. ¿Qué mediana y qué monsergas? ¿Es que todavía no se ha enterado este inepto político de que Canarias carece de zona marítima? ¿Es que no lee EL DÍA? A lo peor para él no nos lee porque no le gusta que le digamos las verdades del barquero, pero debería encargar a alguien -asesores no le faltan- que le resumiera los aspectos más importantes de nuestros comentarios y editoriales. Ni Canarias, ni España tienen jurisdicción alguna, más allá de las doce millas de mar territorial, sobre las aguas que rodean al Archipiélago sencillamente porque no pueden tenerla de acuerdo con el Derecho Internacional emanado de convenios que en su día firmó, y luego ratificó, el propio Gobierno español.

Hubiera quedado muy bien Paulino Rivero, tanto como nacionalista como canario patriota, si en ese programa de televisión hubiera dicho que es ilegal cuanto rodea al proceso de las prospecciones porque España ha autorizado unos sondeos a una de sus empresas en una zona que no le corresponde, sino que pertenece a Marruecos según las leyes internacionales. Y no solo el área de las prospecciones: también toda Canarias está en la Zona Económica Exclusiva de Marruecos. Al Gobierno de esa nación le basta dictar un simple decreto para anexionarnos sin que ningún país, y mucho menos España -que es un país decadente y sin peso alguno en el concierto internacional- pueda oponerse. La única forma de eludir el peligro de convertirnos en súbditos marroquíes de la noche a la mañana es ser una nación soberana.

¿Por qué no explicó esto Paulino Rivero a los espectadores de Televisión Española? ¿Por qué no lo explicó ante los parlamentarios españoles cuando era miembro del Congreso de los Diputados? ¿Por qué no le dice a la niña que tiene en Madrid que suba a la tribuna, o simplemente que se ponga de pie sobre su escaño para que todos la vean bien, y lo explique de una vez por todas? Pues porque Rivero es un político colaboracionista con la colonización española. Es un asistente innecesario, pero voluntario, del saqueo español de Canarias a cambio de que de vez en cuando le echen ese hueso del que hablábamos al principio, como hacen con un can de poco aprecio -¿uno de los canes que lamen la corona española en la desafortunada bandera oficial de la "Comunidad Autónoma" de Canarias?- los amos que se creen superiores.

Poco, o más bien nada, podemos esperar los canarios auténticos y patriotas mientras nos gobierne este mentecato político y los ineptos que forman su camarilla. Nada diferente al hambre, la miseria, las muertes en las listas de espera sanitarias y la emigración de sus jóvenes puede esperar Canarias mientras Paulino Rivero sea presidente y la goda política gobierne en la sombra. Ni Canarias, ni mucho menos Tenerife, ya que esta isla, pese a ser la principal del Archipiélago, está sometida a Las Palmas en virtud de unos pactos leoninos suscritos con el demonio para que el déspota político siguiera al frente del Ejecutivo regional. Es decir, para que siguiera colaborando con los colonialistas que nos esquilman y para que cada día estén más depauperadas unas Islas a las que antes llamaban afortunadas.