La Fundación SEUR ha repartido en un año 300.000 euros entre catorce familias de niños con enfermedades graves o que necesitan complementos ortopédicos y que no tienen recursos suficientes para ello a través de la iniciativa "Tapones para una nueva vida".

La campaña, iniciada en abril del año pasado, se centra en solicitar la colaboración ciudadana para recoger tapones de plástico con el fin de sufragar los gastos médicos que no cubre la Seguridad Social y para "facilitar" el acceso a elementos ortopédicos a aquellos que no tienen posibilidades pecuniarias.

En poco más de un año, se ha recogido un total de mil toneladas de tapones, cuyo valor asciende a los 300.000 euros a partir de su reciclado en una planta alicantina de Ibi.

En la mañana de ayer se hizo entrega en Alicante de un nuevo cheque valorado en 9.000 euros obtenidos por la recogida de treinta toneladas de tapones a la madre y a la tía de Ángel Gabriel Burgos, un niño afectado por una encefalopatía.

Esta cantidad ayudará a la familia del pequeño a hacer frente al pago de diferentes tratamientos, así como de un andador que le permitirá tener una mejor calidad de vida, según indicó la Fundación SEUR en un comunicado.

En Tenerife también existe una fundación que realiza este tipo de recogida, se trata de Una Sonrisa para Aitana, una niña de 11 años de Zaragoza que tiene una cardiopatía congénita sin solución.

El presidente de la Fundación, Ramón Mayo, explicó que todavía no se han contabilizado los tapones recogidos durante el verano, los cuales permitirán dar más dinero a 19 familias de niños a partir de octubre.

Ramón Mayo explicó que a cada niño se le entrega una cantidad económica diferente "dependiendo de las necesidades" que tengan su familias y el coste de los tratamientos.

Agregó que, para ello, las personas que necesiten la colaboración de SEUR para poder hacer frente a las enfermedades de sus pequeños deben "solicitar" ser incluidos en la iniciativa, además de "explicar" la enfermedad del niño, su tratamiento y "justificar" que no cuentan con los recursos para hacer frente a los gastos.

Recordó que la iniciativa comenzó en abril de 2011 cuando la fundación se unió a la campaña llevada a cabo por una madre que recaudaba fondos a través de la recogida de tapones para sufragar los gastos del tratamiento de su hijo. A partir de ese momento, se decidió "continuar" con la campaña para "prestar ayuda" a otros niños. La iniciativa proseguirá "indefinidamente".

"Se está favoreciendo a personas que lo necesitan al mismo tiempo que al medio ambiente", aseguró Ramón Mayo tras apostillar que con el reciclado de las mil toneladas de tapones contabilizadas hasta ahora se ha dejado de emitir a la atmósfera "más de mil quinientas toneladas" de dióxido de carbono (CO2).