La OCDE ha constatado que la crisis de la zona euro y sobre todo las incertidumbres que genera están teniendo efectos de ralentización económica no sólo en el resto del mundo desarrollado, sino también en los países emergentes, y por eso pidió en primer lugar que se ataje el fantasma de la desintegración.

"La zona euro es el epicentro de la crisis" que ha recortado las expectativas de crecimiento a escala global y ha hecho que el comercio mundial deje de crecer, señaló hoy en la presentación a la prensa de las perspectivas provisionales de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) su economista jefe, Pier Carlo Padoan.

La organización rebajó las previsiones para 2012 de seis de los siete miembros del G7 (Japón fue la excepción) y ahora cree que este grupo de los países más ricos no crecerán más que un 0,3 % en términos interanuales en el tercer trimestre y un 1,1 % en el cuarto, de forma que en el conjunto del año la subida del Producto Interior Bruto (PIB) se limitará al 1,4 %.

Las correcciones más importantes respecto a sus estimaciones precedentes de mayo fueron para los cuatro europeos de ese club selecto, y en particular para Italia, que sufrirá una recesión este ejercicio del 2,4 %, en lugar de caer el 1,7 %.

También bajará el PIB del Reino Unido (un 0,7 % frente al ascenso del 0,5 % esperado en mayo) y la progresión se limitará al 0,1 % en Francia (en lugar del 0,6 %) y al 0,8 % en Alemania (frente al 1,2 %).

A falta de datos cifrados para otros miembros de la eurozona, Padoan señaló que la actividad seguirá retrocediendo allí durante "varios trimestres".

Sobre EEUU, cuya economía debería crecer en 2012 un 2,3 %, una décima menos de la previsión de primavera, para la OCDE la gran preocupación junto al contagio de la falta de confianza por la situación en Europa es el ajuste fiscal de 2013, que podría comprometer, por excesivo, una recuperación todavía débil.

Padoan advirtió del riesgo para la economía global si la situación persiste en la eurozona, donde "hay un problema bancario, fiscal y de competitividad" y donde la crisis refleja sobre todo los desequilibrios entre sus miembros, en especial por la pérdida de competitividad durante años de los países del sur.

Reconoció que ya se ha producido "cierto ajuste" en esos desequilibrios pero "a un alto costo" en términos de empleo en los llamados "países con déficit" (España, Grecia, Irlanda, Italia y Portugal), que según la OCDE deben continuar con la consolidación fiscal, las rebajas de salarios y las reformas estructurales.

El economista jefe lanzó una advertencia particular a su país, Italia, que "no está haciendo lo suficiente" para mejorar la competitividad del factor trabajo, y donde los sueldos tendrían que estar más vinculados a la competitividad de las empresas, y las cotizaciones sociales bajar, pero compensadas con otros impuestos.

Padoan reiteró la posición de la OCDE en favor de una intervención en los mercados de deuda soberana del Banco Central Europeo (BCE) -sin querer entrar en las modalidades- para disminuir la prima de riesgo de España o Italia, que no se justifica atendiendo a los fundamentos de esas economías, sino ante la amenaza "sistémica" de la salida de alguno de los miembros de la moneda única europea, una eventualidad a su parecer muy inquietante.

Preguntado sobre si España debe acabar rápido con la incertidumbre de si quiere un rescate global, además del de su sistema bancario, contestó que cuando se tenga el marco de actuación del BCE, "los mercados actuarán de forma diferente" y los países habrán de decidir qué mecanismos utilizan para sanearse.

"En cualquier caso, países como España (...) tienen que continuar con el ajuste", puntualizó.

Padoan trató de anular los temores procedentes de Alemania a un repunte de los precios por efecto de una esperada intervención del BCE, e hizo hincapié en que le "gustaría ver algo más de inflación en la zona euro para facilitar el ajuste".