El presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, dijo ayer que la entidad va a comprar deuda soberana de países con problemas que se acojan a las líneas de crédito preventivas, que contemplan condiciones y procedimiento más laxos. Las bolsas europeas, sobre todo la española y la italiana, y los mercados de deuda reaccionaron con auténtica euforia al anuncio de las medidas que adoptará el Eurobanco para resolver la crisis de la deuda soberana.

España e Italia podrían beneficiarse de la compra de bonos soberanos por parte del Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF) o su sustituto permanente, el Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE), cuya entrada en vigor se producirá como pronto a mediados de septiembre.

La intervención en los mercados de deuda primarios (emisiones del Tesoro) por parte del fondo de rescate ha sido citada por el BCE como prerrequisito para su propia compra de bonos en el mercado secundario (deuda ya en circulación).

El objetivo de la estrategia no es otro que calmar las tensiones en los mercados que impiden a España e Italia refinanciarse a precios razonables.

En la rueda de prensa tras la reunión en la que el consejo de gobierno mantuvo los tipos de interés en el 0,75%, Draghi explicó los detalles del nuevo programa de compra de deuda soberana, que se llama Outright Monetary Transactions (OMT).

El BCE condiciona su intervención en el mercado secundario de deuda soberana a que el país con dificultades de financiación solicite ayuda al fondo de rescate temporal (FEEF) o permanente (MEDE), que tienen programas de prevención con diferentes líneas de crédito.

Líneas de crédito

El BCE no exige que el país del que compre bonos se acoja a un programa de ajuste macroeconómico completo, como el que tienen ahora Portugal e Irlanda, sino que también aceptará la llamada línea de crédito preventiva, que es menos severa ya que tiene condiciones y procedimiento más suaves.

Esta línea de crédito preventiva contempla tres opciones: la línea de crédito de precaución condicionada (Precautionary conditioned credit line PCCL), la línea de crédito con condiciones mejoradas (Enhanced conditions credit line ECCL), y una variante de esta segunda con protección de riesgo parcial (ECCL+). Draghi se refirió a la segunda línea de crédito en la rueda de prensa.

Estas líneas de crédito preventivas deben ayudar a países cuyas condiciones económicas todavía son sanas para continuar refinanciándose a través del mercado, evita la estigmatización de ser un nuevo país que se acoge a un programa de ayuda pero asegura unas condiciones estrictas apropiadas.

Cuestión de riqueza

Además, el tamaño de las líneas de crédito se sitúa entre el 2% y el 10% del producto interior bruto del país que la solicite.

La línea PCCL se basa en condiciones preestablecidas y se limita a los países de la eurozona donde la situación económica y financiera es fundamentalmente sana y que se comprometan a mantener políticas creíbles sanas en el futuro.

La línea ECCL es para países cuya situación económica y financiera general es sana pero no cumplen algunos de los criterios que se exigen para acceder a la línea PCCL.

El país que solicite la ECCL, que tiene una duración inicial de un año y es renovable dos veces durante seis meses cada vez, deberá adoptar medidas correctivas para evitar problemas de acceso a los mercados financieros en el futuro.

Además, tanto el programa de rescate temporal como el permanente contemplan la posibilidad de comprar deuda en el mercado primario.

El BCE va a comprar bonos soberanos con un vencimiento de entre uno y hasta tres años.

Draghi dijo que el BCE no se ha fijado un objetivo de rentabilidad máximo para la deuda de un país determinado y explicó que la entidad monetaria mirará indicadores de mercado como la volatilidad, los diferenciales y los seguros de impago de deuda para decidir cuándo intervenir.

Países que ya se han acogido a programas de rescate, como Grecia, Irlanda y Portugal, también podrán beneficiarse del nuevo programa cuando vuelvan al mercado financiero.

El Gobierno español, en una nota, se limitó a señalar que está dispuesto a actuar con calma y "prudencia" antes de decidir si solicita ayuda financiera europea, y estudiará "con detenimiento" el plan de compra de deuda presentado por el BCE y sus consecuencias para España y para el euro, antes de dar ningún paso.

El Ejecutivo dejó claro con estas palabras que no se adoptará ninguna decisión de manera inmediata y recordó que, en estos momentos, España está cumpliendo las exigencias fijadas en el procedimiento de déficit excesivo en el que está inmersa, por lo que no ve necesidad de "nuevas condiciones".

Los secretarios generales de CCOO y UGT, Ignacio Fernández Toxo y Cándido Méndez, señalaron que la posibilidad de un "rescate" de la economía española, en referencia a la posibilidad de compra de deuda planteada por el BCE, sería el peor escenario posible para los ciudadanos.

El primer ministro italiano, Mario Monti, calificó de "importante paso adelante" el nuevo programa de compra de deuda anunciado por BCE, pero dijo que cree que Italia no necesitará esta ayuda, que obliga a pedir la intervención del fondo de rescate de la UE y a someterse a "estrictas condiciones".

Un voto en contra

El presidente de la Comisión Europea, José Manuel Barroso, y Mario Monti apoyaron ayer las decisiones del BCE al asegurar, respectivamente, que la entidad actuó dentro de su mandato y con independencia y que su acción supone un importante paso adelante.

Ambos políticos se reunieron en Roma horas después de que el presidente del BCE, Mario Draghi, anunciara un nuevo programa de compra de deuda de los países bajo presión de la eurozona que no tendrá "un volumen máximo".

El presidente del BCE dijo que solo hubo un voto en contra del nuevo programa de compra de deuda soberana, sin explicar de quién pero es sabido que fue el presidente del Bundesbank, Jens Weidmann.

El Bundesbank aseguró en un comunicado que Weidmann "enfatizó en las últimas discusiones su postura crítica sobre la compra de deuda pública por el Eurosistema manifestada en repetidas veces".

"Una manera de proceder así está demasiado cerca de la financiación estatal mediante la impresión de billetes", indicó el presidente del banco central de Alemania en un comunicado.

Añadió que "la política monetaria corre el riesgo de ir a parar al remolque de la política fiscal" y que "no debe ponerse en peligro su capacidad de proporcionar estabilidad al valor monetario en la zona del euro mediante intervenciones".

"Si el programa (de compra de deuda) aprobado lleva a que se retrasen las reformas necesarias, se socavará más la confianza en la capacidad de la política monetaria de solucionar crisis", apostilló Weidmann.

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