AUNQUE con tanto follón serio a la vista, como los incendios de La Gomera y sus consecuencias, no sé si será oportuno este tema, digamos, menos serio, pero me arriesgo a comentar la aparición de coches de caballos en la Villa y Puerto, aunque me traten de frívolo como ya están tratando a las autoridades de Garachico por consentirlo y alentarlo. Y es que para no solo los que mandan, sino para los que sugieren cosas insólitas en Garachico, no hay nada imposible. Allí está mi viejo y muy querido amigo Lorenzo Dorta, alcalde que fue durante muchos años, capaz de hacer un Garachico nuevo con un muy necesario túnel de entrada al pueblo y de organizar una excursión a pie desde la Villa a Santa Cruz, para exigir algo que le hacía falta a Garachico.

Publicó este periódico que el fin de la semana pasada aparecieron por las calles de la Villa varios coches de caballos "de los de antes", que solo se ven actualmente en Sevilla y en otras ciudades andaluzas. Las nuevas calesas, muy cuidadas y perfectamente presentadas, inauguraron un nuevo servicio de paseos turísticos, que parten de la glorieta de San Francisco, junto al ayuntamiento, y realizan un recorrido por el casco histórico. La iniciativa es de una empresa privada que ofrece a los visitantes un recorrido por las calles de la Villa. El servicio fue adjudicado por el ayuntamiento por concesión administrativa, por un año, y ha tenido una magnífica acogida entre visitantes y vecinos. No se menciona el número de carros y la forma de conseguirlos, pero ahí están por aquello de que no hay nada que los garachiquenses no puedan lograr cuando se lo proponen. Ahí tienen, recién estrenado, su nuevo puerto, que sustituye, mucho tiempo después, al gran puerto de Garachico, capaz de recibir a los veleros aquellos históricos de gran eslora que ya no navegan y que hicieron del de Garachico el puerto más importante de la Isla.

Francisco Ayala