La Concejalía de Fiestas se comprometió con las murgas del Carnaval a variar las bases de cara a la próxima edición. Entre los cambios más significativos, la Federación Tinerfeña de Murgas propuso que la puntuación de la fase se sume a la cosechada a los ocho finalistas. Así, ganarían aquellos que interpreten el mejor repertorio, pues una mala fase se convertiría en un lastre.

Al establecer esta fórmula, los grupos consideran que ya es una justa recompensa al repertorio más completo, por lo que entonces de mutuo acuerdo han accedido a renunciar a la elección del puesto en la final según el orden de mejor a peor puntuación conseguida en la fase. Esta es una vieja aspiración de aquellas murgas que llegaban con dificultades a la final y que luego veían cómo "las grandes" se repartían los primeros puestos y ellas se tenían que conformar con los últimos puestos, cuando la final es más tediosa.

Máximo de 65

Las murgas también han accedido a poner un número máximo de componentes sobre escenario, otra aspiración de los grupos con más dificultades para llegar al mínimo de 35 y de aquellas que, aunque van más holgadas, quieren evitar efectos pantalla que deslumbran, como ver a los numerosísimos Bambones o Triquikonas.

En virtud del preacuerdo, pendiente de regular por base, las murgas adultas podrán subir a cantar con 65 componentes, a los que se sumará luego la percusión y parodia, que no entran en el cómputo.

Fiestas dejará participar a las noveles -Lenguatrapos y Desinquiet@s, y a la "resucitada" Chinchosos-, a la vez que cerrará el cupo en 24, después de crear tres nuevas plazas. Además, un notario asistirá a la deliberación del jurado.