El forense vasco Francisco Etxebarria, autor del informe que asegura haber encontrado huesos de menores que podrían pertenecer a los niños Ruth y José, los niños de Córdoba desaparecidos el 8 de octubre de 2011, afirma que, pese a la imposibilidad de obtener ADN de los restos hallados, "hay datos como para que haya una incriminación, por lo menos, una acusación poderosa hecha desde la propia Fiscalía". "Puede faltar una pieza, pero la figura o fotografía de fondo se ve entera", ha defendido.

En una entrevista a Radio Euskadi, recogida por Europa Press, Etxebarria ha asegurado que "la experiencia con huesos quemados de niños tan pequeños" se perdió con la despenalización del aborto y, aunque sí se registran accidentes en la que menores pierden la vida, no es habitual "la incineración, como en este caso, que se ha producido en esa finca".

Según ha relatado, su intervención se produjo a causa de un amigo que se dedica a hacer prospecciones geofísicas y había estado en la finca cordobesa y que le realizó ciertas consultas. Etxebarria ha asegurado que, cuando éste le habló de una hoguera rectangular, pensó "que merecía la pena ver, incluso, esos pequeños trocitos de hueso que dicen que habían recuperado".

El forense vasco ha afirmado que cada "paso dado" le hizo darse cuenta de que "aquello merecía verlo entero, analizando los restos en directo", posibilidad que le ofreció la policía "con el permiso del juez".

Tras deducir que a los huesos "había que prestarles una atención", porque "cuatro ojos ven más que dos", Etxebarria realizó varias fotografías "desde una cierta distancia" y consideró que "aquello no eran roedores, ni pollos ni nada" sino que "podían ser restos humanos, porque la morfología era clavada a la anatomía humana".

Tras cinco horas examinando los restos, no quedó, según sus palabras, "ninguna duda". "El examen directo ha despejado todas las dudas", ha puntualizado.

Según ha afirmado, en este caso "no tenía ninguna duda" por lo que su informe, de cien páginas, "trata de ser demostrativo". "El documento está ilustrado y si se ve por especialistas, enseguida se entiende que hay un fondo de verdad indiscutible", ha afirmado.

En su opinión, las dificultades en la resolución de este caso, debido a los informes contradictorios de los huesos hallados, constituyen "un hecho aislado" porque la Policía científica "es gente muy cualificada", con genetistas "de primera división". "Lo que ocurre es que ahí hay mucha gente y depende a quién le caiga el caso, suele ocurrir que un asunto concreto esté menos trabajado", ha dicho.

En su opinión, "aquí no hay forenses buenos ni malos, ni mejores ni peores. Lo que hay es caso bien trabajado y caso insuficientemente trabajado". "Quizás sea ésta la explicación que tiene el asunto y no creo que haya que poner en duda muchas de las investigaciones que se han hecho", ha dicho.

Etxebarria considera que la falta de ADN que respalde la identidad de los menores no tiene por qué ''enquistar'' el caso, porque "la secuencia se entiende perfectamente". "Puede faltar una pieza, pero la figura o fotografía de fondo se ve entera", ha dicho.

A su juicio, "hay datos como para que haya una incriminación, por lo menos, una acusación poderosa hecha desde la propia Fiscalía". "Que no se obtenga el ADN es un pequeño problema, pero no es trascendental, porque la evidencia no lo permite. Ni siquiera saber cuál es la causa médica de la muerte, porque no es posible a nivel de la incineración", ha dicho.

El forense vasco ha afirmado que el ADN suele extraer de la cámara pulpar de los dientes, pero "por encima de los 100 grados ya hay problemas para obtenerlo". "Si superamos los 300 la idea es que es imposible, y, en este caso, creemos que los cuerpos fueron quemados a más de 600 grados", ha explicado.

En su opinión, "en teoría es imposible rascar y obtener células, es decir, tejido biológico que no se haya quemado, a la vista de cómo está la evidencia". Sin embargo, ha dicho que "eso no quita para que se intente analizar el asunto".

"Porque, si cometemos el error de ni siquiera intentarlo, estaríamos de nuevo cerrando una puerta y, en hechos graves, como son éstos, no se deben cerrar las puertas y hay que hacer todo lo que se nos esté ocurriendo", ha concluido.