La vuelta al colegio después de las vacaciones puede generar desórdenes en el sueño de los niños que se desarrollan "como una especie de jet lag", según la Sociedad Española de Sueño (SES), que aconseja establecer rutinas poco a poco.

"Es como una especie de jet lag; tras los desajustes, la ausencia de horarios regulares y la pérdida de rutinas. Lo mejor es prevenir e ir estableciendo unas mínimas horas los días previos al inicio del curso escolar", recomienda en una nota pública la doctora Milagros Merino, miembro de la Sociedad Española de Sueño (SES).

Dormir poco o en exceso también puede dar paso a trastornos neurocognitivos, metabólicos y del comportamiento tales como irritabilidad, obesidad y bajo rendimiento escolar, según aclara la doctora María Luz Alonso, también miembro de la Sociedad Española de Sueño.

Merino destaca la importancia que los padres deben dar a cualquier trastorno del sueño en los niños y para prevenirlos aconseja evitar "el uso de nuevas tecnologías antes de dormir y que tengan un televisor en su habitación, porque estos elementos no propician el sueño".

"Se sabe que un niño con insomnio será un adulto insomne. Pero si se diagnostica a tiempo, se pueden evitar" complicaciones como "problemas de crecimiento, predisposición a la diabetes o patologías cardiovasculares", añade la doctora.

Según la especialista, es fundamental establecer horarios regulares de sueño, una alimentación sana y que el entorno donde duerme el niño sea tranquilo.

"Durante el sueño", añade por su lado María Luz Alonso, "tiene lugar la liberación de la hormona del crecimiento y en la niñez es muy importante el adecuado control de este factor".

Por esta razón, Alonso aconseja que los padres permanezcan pendientes de los ciclos de sueño de los niños e insiste en que el ronquido nocturno es "un síntoma frecuente de trastorno respiratorio del sueño, junto con los despertares nocturnos, el sueño inquieto, la irritabilidad diurna, la hiperactividad, la somnolencia diurna y la dificultad para despertarse en la mañana", indica la especialista.

Según Alonso, la duración del sueño de cada niño varía en función de la edad. "El tiempo ideal es aquel que le permita realizar actividades de la vida diaria con normalidad. La mejor señal de que un niño ha dormido la cantidad y la calidad adecuada de sueño nocturno es que él mismo se despierte solo por la mañana", puntualiza la miembro de la SES.

Las dos especialistas desaconsejan totalmente que los niños duerman con los padres. "Igual que se aprende a comer y vestirse por uno mismo, el niño debe aprender a dormir solo, porque este aprendizaje repercutirá positivamente en su proceso de maduración", concretan ambas doctoras.