Consternación y tristeza. Esos son los sentimientos generalizados de la plantilla de funcionarios y personal laboral del ayuntamiento de La Laguna tras la noticia del fallecimiento del presidente de la Junta de Personal de la Corporación local, Eduardo Delgado Expósito, más conocido por Tato, "un palo" en el más amplio sentido de la palabra por la información de la pérdida el domingo de madrugada de una persona muy querida donde las haya y que siempre destacó por sus valores personales.

Ayer, unas 200 personas despidieron a Tato, un trabajador "modelo" y un sindicalista "de los de antes" que era respetado, querido y muy luchador, "todo un ejemplo para los trabajadores", según coincidieron miembros destacados de su propio sindicato, USO, así como de CCOO, IC, UGT y Asipal, para definir a "nuestro compañero. Adiós, Tato", fueron las palabras más repetidas durante el día de ayer en referencia a Eduardo.

A ese sentimiento también se le unieron el alcalde, Fernando Clavijo, y distintos concejales del grupo de gobierno que destacaron el talante, la lucha y la predisposición de Eduardo al frente de su puesto de trabajo y de sus responsabilidades sindicales en el consistorio local.

Larga trayectoria

Ligado al ayuntamiento desde hace más de 30 años, estaba estrechamente ligado al movimiento sindical ejerciendo la representación de Unión Sindical Obrera (USO-Canarias) como presidente de la Junta de Personal.

En el Servicio de Atención al Ciudadano (SAC), lugar en donde ejercía su labor profesional, el silencio solo era roto por el trabajo, entre otros, de la expedición de los certificados de residencia para viajar a los vecinos solicitantes, haciendo imposible asistir al velatorio de los Hermanos Bethlemitas. A pesar de las circunstancias quisieron acompañar a sus familiares en las honras fúnebres posteriores de su compañero.

José Miguel García Sánchez, dirigente de USO y vicepresidente del Comité de Empresa, visiblemente afectado, se refirió a él como "una pérdida irreparable y siempre será recordado como persona y como sindicalista en los momentos claves de negociación con la administración cuando otros se echaban atrás. Era solidario, buena persona y luchador".

García, compañero de Tato en USO desde el año 1990, no pudo evitar resaltar también su labor como empresario, "un hombre de izquierdas que trataba de igual a todos sus trabajadores".