El pueblo catalán se echó el martes a la calle para exigir su independencia, harto de pertenecer a un país que saquea sus riquezas despiadadamente. ¿Cuándo lo va a hacer el pueblo canario? Tenemos más razones que los catalanes para pedir nuestra soberanía nacional porque Canarias es una colonia y Cataluña, no. Todas las regiones españolas terminarán por independizarse, pues España ha entrado en un proceso similar al que llevó a la disolución de la Unión Soviética, y también al que dividió la antigua Yugoslavia en las repúblicas balcánicas que conocemos hoy en día. España quedará reducida a lo que antaño fue el Reino de Castilla. Como mucho, España será Castilla y León. El resto del territorio se constituirá en las correspondientes repúblicas independientes.

Eso ocurrirá así porque lo que se conoce en la actualidad como España no es sino la consecuencia de sucesivas invasiones llevadas a cabo por los castellanos. Conquistas despiadadas en las que diezmaron a los habitantes de las tierras que iban ocupando, les robaron sus bienes y esclavizaron a los que sobrevivieron. España solo es el producto de la rapiña de los castellanos. Ocurrió con Canarias de forma mucho más sangrienta que en otros lugares de la Península. En nuestras Islas, la saña de los viles invasores castellanos no tuvo límites. Venían en busca de oro y especias. Como no las encontraron, encadenaron a los guanches que sobrevivieron a una lucha que duró casi un siglo, ya que nuestros antepasados opusieron una brava resistencia para que no los desposeyeran de su libertad, su identidad y su dignidad, los llevaron a los mercados de esclavos de la Península -los españoles han sido los más despiadados esclavistas que ha conocido el mundo- y los vendieron como animales. Muchos acabaron en las cortes europeas para divertir a reyes y nobles como si fueran aves exóticas traídas de allende los mares. De allende los mares sí, porque Canarias nunca ha estado en Europa ni ha formado parte de Europa, pero no eran animales de circo, sino personas dignas. Mucho más dignas que quienes invadieron cruelmente sus Islas.

Las tropelías cometidas por los castellanos en Canarias fueron el prólogo de lo que luego hicieron en América y en otros continentes. De América, de Filipinas y de África fueron echados a patadas, aunque les dio tiempo a esclavizar a los nativos y a saquear sus riquezas. No nos equivocamos al decir, ya que en esto coincidimos con muchos historiadores, que los grandes problemas económicos y sociales que han tenido los países sudamericanos se derivan del saqueo cometido por los españoles. Solo en tiempos muy recientes han conseguido las repúblicas sudamericanas salir de la situación de pobreza en que quedaron tras la rapiña castellana.

Hemos afirmado que los españoles también fueron echados de África. De países como Marruecos y Guinea, sí; queda Canarias, que es un territorio africano al ser un archipiélago costero marroquí, y quedan también las ciudades de Ceuta y Melilla, así como las islas del norte de Marruecos que los españoles siguen ocupando sin que tengan ningún derecho a ello. Por lo tanto, todavía tienen parte de su pezuña en África, pero les queda poco tiempo. Se avizora a corto plazo la independencia de Canarias. Ceuta y Melilla tendrán que ser devueltas a los marroquíes, sus legítimos dueños, más pronto de lo que piensan los gobernantes de Madrid. Y con ellas perderá también España los islotes costeros.

Por fin se vislumbra la desaparición de España. Nos alegramos como canarios porque supone el final de nuestro sometimiento colonial, y nos alegramos por otros pueblos que han sufrido el abuso de los españoles; es decir, de los castellanos. Cataluña se ha echado a la calle porque los catalanes, al igual que los canarios, quieren recuperar su libertad, su identidad y su dignidad. Cuentan a su favor con el hecho de tener, además, una lengua propia. Lo mismo ocurrirá con Vasconia, con Galicia, con Andalucía -un antiguo reino árabe que los castellanos les usurparon a sus habitantes moros, que eran más cultos y limpios que ellos-, y con todos los territorios que los castellanos han ido convirtiendo a lo largo de la historia en falsas regiones españolas sin que les asistiera ningún derecho a hacerlo. Actuaron usando la fuerza de las armas. La misma fuerza, el mismo acero, la misma pólvora que emplearon para masacrar al pueblo canario. Eso es lo que aprendimos y se sigue aprendiendo en la enseñanza a la fuerza que nos han impuesto los "godos" de España porque somos "españoles".

Deberían tomar buena nota los falsos nacionalistas canarios del aldabonazo, a nuestro entender definitivo, que le ha dado el pueblo catalán a los despóticos políticos españoles. Ese es el auténtico nacionalismo. Ese es el auténtico amor a la patria. Eso es lo que mete miedo en Madrid y no los juegos de política pura que practica en el Congreso de los Diputados la niña que tiene Paulino Rivero en esta institución para que cacaree un poco de vez en cuando, pero nada más. Y cuando cacarea no lo hace para pedir la libertad de sus compatriotas, sino para mendigar limosnas; para que nos den unas migajas de lo mucho que han saqueado de nuestra tierra y de lo muchísimo que sigue rapiñando la Hacienda española.

El expresidente de Cataluña Jordi Pujol ha destacado el clamor de los ciudadanos de esa nación contra el expolio español. ¿Cuándo van a decir lo mismo Paulino Rivero y sus secuaces políticos? Posiblemente nunca porque tienen miserablemente engañados a los canarios. En el caso del presidente regional, tal vez su silencio también está motivado porque su musa, la goda política, le prohíbe hablar en contra de España.

El pueblo catalán sí ha hablado. Lo ha hecho saliendo a la calle de forma pacífica. Deseamos que cuando el pueblo canario por fin se decida a seguir el mismo camino, la manifestación sea tan multitudinaria como la que ha tenido lugar en las calles de Barcelona. Ojalá sea igual de pacífica aunque, como hemos dicho en anteriores editoriales y comentarios, mucho nos tememos que se produzca un brote violento. De ser así -Dios no lo quiera-, los responsables no serán otros que Paulino Rivero y la caterva de déspotas políticos que lo rodean. ¿Por qué no dimiten todos antes de que sea tarde? Rivero, además de dimitir, debe exiliarse porque su comportamiento como político lo hace indigno de vivir entre su gente. No es sensato que un traidor político siga conviviendo con aquellos a los que ha vendido.

La pareja que nos gobierna al mejor estilo rumano no solo comete desmanes políticos. Es vox pópuli que Rivero y su esposa también poseen capacidad de influencia sobre algunos magistrados. Hay amistades de café con leche a media mañana que sirven de vínculo para que algunas sentencias pasen de un juzgado a otro. Esto crea inseguridad y tristeza entre la ciudadanía. Creemos en la Justicia y apelamos a esta fe que tenemos en la profesionalidad de jueces y magistrados, a los que consideramos profesionales honestos, para que no se repitan algunas injusticias contra esta Casa y contra su editor. Lo contrario dejaría muy mal a la Magistratura por culpa de unos pocos de sus miembros. Paulino Rivero y la señora Mena son muy dignos en su ámbito privado, pero como políticos no valen nada. Lo han demostrado sobradamente. No valen ni para pedir la libertad del pueblo canario, a pesar de que presumen de militar en un partido nacionalista. Qué lejos estamos de Cataluña, no solo geográficamente.

Y un oxímoron muy cierto y justificado: existe un clamor silencioso en pro de la independencia de Canarias; de una hacienda propia canaria. Y de una Justicia justa canaria, con los ojos vendados y los oídos taponados. Es sabido que Cataluña está en Europa y Canarias, en el Atlántico, frente a la costa africana.