Pasa el tiempo pero sigue abierta la Televisión Canaria. Se niega Paulino Rivero, de la misma forma que se niegan sus secuaces políticos, a prescindir de un medio de propaganda, aunque para financiarlo sea necesario que el pueblo pase hambre. Se niegan también a dejar de subvencionar a dos periódicos, mediante una empresa relacionada con la Televisión Canaria, que les cantan sus glorias a diario. Hablamos de un periódico editado en Las Palmas y de otro que ve la luz en Tenerife, aunque supeditado a lo que le dictan desde la tercera isla. Un mínimo de decencia profesional y empresarial obligaría a esos medios a decir la verdad, como lo hace EL DÍA, sobre las manifiestas incapacidades de Rivero y su equipo para sacar adelante la economía de unas islas que ellos han empobrecido hasta límites dramáticos.

¿Qué hace Coalición Canaria que no se quita a este hombre de encima de una vez? ¿Por qué sigue llamándose nacionalista un partido que no pide la independencia de su tierra, como sí lo están haciendo los catalanes y lo harán muy pronto todas y cada una de las regiones peninsulares sometidas por Castilla? Al respecto de los movimientos soberanistas, tanto catalanes como canarios, queremos decir algo relacionado con lo que ha expresado el Rey de España a través de la página web de la Casa Real. Afirma el Monarca que no es momento de quimeras. Respetamos a Don Juan Carlos como jefe del Estado español, de la misma forma que en su día será muy respetable el jefe del Estado canario. Una deferencia hacia su persona y hacia su cargo que no nos impide mostrar nuestra estupefacción por eso de "quimera". Tal vez pueda resultar quimérica la secesión de España de tierras peninsulares que nunca tuvieron una lengua propia ni otros rasgos de nación, pero estas circunstancias no concurren en el caso de Cataluña. Cataluña, lo hemos dicho y se ha dicho estos días, es una nación con su lengua, su cultura y su idiosincrasia, amén de ostentar un europeísmo rampante y pujante que nunca ha existido en España, porque no hay que echar en saco roto la célebre frase de que África empieza en los Pirineos. Lo mismo podemos decir de Vasconia, Galicia y Andalucía, aunque esta última región, también disfrazada de comunidad autónoma, carezca de lengua nativa. Decir que todos estos territorios poseen una cultura, y aun una civilización propia, no es ninguna quimera. No podemos olvidar que todas estas naciones fueron forzadas por la monarquía castellana a formar parte de un país artificial llamado España. Isabel de Castilla se fue apoderando de todas las regiones peninsulares.

Como los tiempos cambian, estamos convencidísimos de que tanto el Rey como la Reina Doña Sofía son conscientes de que no se pueden prolongar situaciones de abuso colonial. Doña Sofía procede de un país demócrata. Nada menos que de Grecia: el país en el que nació la democracia. Ella posee una visión moderna de la humanidad que sin duda ha heredado su hijo, el Príncipe de Asturias. Una forma de entender la realidad española que los llevará a comprender que Canarias no es España ni es de España, al igual que no es de Europa ni es Europa. Canarias es un archipiélago africano que quiere mantener una lengua y cultura europea, siempre que los españoles no lo hagan imposible con su cerrazón. No estamos hablando de ninguna fantasía sino de una fehaciente realidad: Canarias está en aguas marroquíes y fue invadida por las hordas castellanas hace seis siglos. Eso es historia y no falacias ni aspiraciones caprichosas de algunos visionarios.

Estamos convencidos de que si el Rey de España conociera con profundidad las razones de Canarias para acceder a su independencia, ya hubiese intervenido para que se iniciase cuanto antes la transición hacia nuestra soberanía nacional. Pero no las conoce porque un necio político llamado Paulino Rivero no se las ha trasmitido nunca, pese a las muchas ocasiones que ha tenido para hacerlo. No lo ha hecho ni siquiera cuando se ha entrevistado en privado con Don Juan Carlos. Nos preguntamos de qué habrá hablado con el Rey este mago político.

¿Le cuenta todo esto a sus espectadores esa inservible y despilfarradora Televisión Canaria que mencionábamos al principio de este comentario? Bien saben nuestros lectores que no. Es una pena que se sigan gastando tantos millones para mantener engañado al pueblo, máxime cuando vivimos momentos tan cruciales de cara a nuestro futuro.