Desde muy niño, mi madre, fallecida el año 2001, residente en esta provincia (Los Llanos de Aridane, La Cuesta y Santa Cruz de Tenerife) desde enero de 1941, con DNI español, hija de un industrial suizo y de una emigrante polaca, nacida en Buenos Aires (Argentina), que conservó toda su vida el pasaporte rojo de la Confederación Helvética y también el de España, de religión católica pero con muchos parientes protestantes e incluso un tío ateo, me enseñó que siempre habría de respetar la religión y el sentido patriótico de las personas, huyendo de todo tipo de exageración, tratando indudablemente de no sobredimensionar la trascendencia de estas muy serias cuestiones.

Por esta razón me gustaría que entendiesen que, mereciendo toda la consideración posible, la humanidad ha propiciado demasiadas muertes defendiendo la fe o la patria, lo que no quiere significar en modo alguno la menor falta de compostura hacia todos aquellos que, de forma voluntaria o de manera forzada, a lo largo de la historia han perdido la vida en estas defensas.

Dicho esto, quiero referirme no a esos brotes independentistas cada día más abundantes en el mundo entero, en Asia, América, Europa, España y también en estas Islas, sino a aquellos que por interés han guardado silencio durante gran parte de su vida y de pronto les arrebata un brote radical identitario, como si nunca hubiesen tenido el prurito de exigir lo que en justicia tenían derecho a reclamar.

Y para que resulte más fácil comprender lo dicho anteriormente, quiero personalizar refiriéndome a dos deportistas, ambos futbolistas famosos, uno vasco y otro catalán. Comenzando con el barcelonés y barcelonista Josep (Pep) Guardiola i Sala, por ser más reciente su actuación coincidiendo con la manifestación independentista catalana, posiblemente la más multitudinaria de las realizadas en este país. Desde Nueva York, donde pasa con su familia un año sabático, mostraba un tarjetón verde en apoyo al movimiento de autodeterminación.

Debo suponer que su situación económica después de las temporadas que defendió los colores blaugrana como jugador, y las cuatro 2008-2012 que dirigió como entrenador al equipo, lo alejan con toda seguridad de la indigencia. Tengo que aceptar, puesto que en su vida su profesión es el fútbol, que jugase con su equipo la Liga española, porque así estaban y están las cosas. Lo que no encuentro perdonable es que en cuarenta y siete ocasiones, con la camiseta roja y el escudo español sobre el corazón, defendiese a ese país que de forma ilícita oprime a su patria. Eso, lo miren como les dé la gana, es una ofensa para los que sientan en lo más profundo de su ser la catalanidad. Estoy seguro de que los forofos futboleros dirán que no tenía otro remedio, como si negarse a ser seleccionado fuese una aberración. Así hubiese sido un ejemplo a seguir por los jóvenes que hoy quieren considerarse sus seguidores. El dinero, la fama y la patria se estorban con excesiva frecuencia.

Otro que merece un somero análisis es "el Chopo", José Ángel Iríbar Kortajarena, portero del Atlético de Bilbao y cuarenta y nueve veces internacional español, que en ocasiones mostró su apoyo a ETA como miembro de la mesa de Herri Batasuna y que también defendió a los "gudaris", ese calificativo empleado de forma aviesa, retorcida, para referirse a los terroristas del tiro cobarde en la nuca, equiparándolos a los soldados del ejército de Euskadi, hombres de pelo en pecho que se batieron con valor en la guerra incivil española.

Iríbar, portero internacional del combinado español que ganó, en presencia del Caudillo, en 1964, la primera copa de Europa de selecciones nacionales enfrentándose a la URSS, donde tenía como oponente en la portería al mítico Lev Yashin, "la Araña Negra", su ídolo, el único portero en ser premiado con el Balón de Oro y en honor al cual siempre vistió de negro.

Tiene narices comprobar lo que este equipo, el Atleti, presume de las Copas del Generalísimo conquistadas (fútbol es fútbol) y recibidas de manos del dictador culpable de arrasar Guernika.

En el título han encontrado ustedes la expresión "acomodaticio". Para los que no entiendan exactamente por qué lo empleo, sepan que se dirige a aquellos que se adaptan con facilidad a posturas ideológicas o morales ajenas u opuestas a las propias.

José Luis Martín Meyerhans

Siempre en mi corazón

Apenas recuerdo nada. Vi pasar mi vida en un instante y no lo conservo en mi memoria. El pasado día 18 de junio, un grave accidente de tráfico me trasladó, en un segundo, desde el sillón de mi coche a la camilla de una ambulancia.

Las primeras imágenes que se agolpan en mi mente me sitúan en el Hospital Universitario de Canarias. Allí comencé a vivir de nuevo, partiendo desde cero, con la inestimable ayuda de todas las personas que tuve el privilegio de tener junto a mí.

Mis "ángeles de la guarda" me enseñaron y ayudaron a empezar nuevamente. Aprendí a comer, a caminar, a entrar en la ducha... En definitiva, a experimentar tantas y tantas sensaciones que había perdido de un plumazo. Gracias a ellos recuperé mis emociones, mis impresiones, siendo vitales en mi recuperación y crecimiento como ser humano.

Después de dos meses y doce días ingresada en la 5ª planta, par e impar, del centro hospitalario, solo tengo palabras de agradecimiento hacia todas las personas que han hecho posible que vuelva a sonreír. Su profesionalidad y su exquisito trato humano fueron mi motor, mi motivación diaria.

A los profesionales que me asistieron en el asfalto, al personal de Urgencias, al equipo médico del Dr. Déniz, al servicio de rehabilitación, al personal de cocina que siempre preparaba mi dieta, vegetariana, con tanta profesionalidad y amor; a Conchi, la jefa de planta; al personal de limpieza... A todos muchísimas gracias. El agradecimiento no sería completo si no tuviera una mención especial a Candelaria, mi compañera de habitación, y a toda su familia.

A todos, mi amor y agradecimiento eterno.

Belén Dorta

(Habitación 517 [2])

Periodismo y

principios éticos

Las filtraciones recién exhibidas como ostentoso trofeo por algunos medios de comunicación, donde ofrecen el diálogo de los pilotos del accidente de Spanair, grabado en el voice recorder, segundos previos a su fallecimiento, no tienen nada de alarde profesional ni brillante logro periodístico. Antes bien, estamos ante una presunta imprudencia temeraria con indicios de delito.

El derecho a la libertad de expresión -e información- no es ilimitado. Termina donde empiezan otros derechos humanos, con la misma entidad, y así contemplados en nuestra Carta Magna. Si, además, el artículo 14 del Reglamento Europeo de Investigación de Accidentes prohíbe taxativa y contundentemente la filtración y difusión de información reservada en exclusiva al procedimiento de investigación. Si, además, el Anexo 13 del Convenio de Chicago se expresa en los mismos términos. Si, además, la Ley de Seguridad Aérea contempla la privacidad y declara como material reservado cualquier contenido adscrito a la responsabilidad exclusiva de la CIAIAC (Comisión de Investigación de Accidentes e Incidentes de Aviación Civil)...

Por todo ello, en el aspecto legal, encontramos que cualquier desvío al respecto, como la obtención y publicación del voice recorder, supone una transgresión de las leyes. Y si la información se consigue a partir de una fuente contaminada por el soborno, entonces el cariz de la maniobra tendrá más connotaciones, evidentemente inmorales.

En el terreno humanitario, si además se conculca el derecho a la privacidad de las personas fallecidas, sin que la información aporte ningún matiz positivo para la opinión pública, sino una exaltación del morbo y la crueldad de un agravio inhumano para los familiares de las víctimas; si, además, se vulnera la confidencialidad imprescindible para una investigación que no puede verse contaminada por injerencias externas; si, además, se atenta contra la seguridad aérea, porque la renuncia voluntaria de los tripulantes a su privacidad -son grabados todos sus movimientos, conversaciones, privadas y operativas- tiene como único objeto facilitar el análisis de todos los elementos que confluyen en el caso remoto de un accidente (jamás debe ser motivo de exposición a la voracidad pública); si los tripulantes no ven debidamente protegido su derecho a la privacidad y a la protección de datos, al amparo de la LOPD, ¿se verán en la necesidad de impedir sus grabaciones, perjudicando así la seguridad?

Por último, la AVJK5022, con Dª Pilar Vera al frente, con su lucha reivindicativa y la firmeza de sus actividades, están haciendo mucho más por la seguridad aérea en este país que todos los organismos oficiales, instituciones y responsables políticos, que, con su desconocimiento, mediocridad e ineficacia, no están capacitados para gestionar el futuro de un parámetro vital para la supervivencia de la aviación comercial.

Todo mi respeto al recuerdo de las víctimas. Mi solidaridad y apoyo incondicional a sus familiares; ejemplo de honestidad y de valores morales. Y también mi admiración y aplauso para una profesión pletórica de ideales y de vocación por informar, formar y entretener. El periodismo, en el más amplio y sublime concepto de su doctrina deontológica, siempre saldrá indemne ante una exigua minoría cuyos intereses andan por derroteros demasiado mezquinos.

Carlos Castañosa

El legado de Esperanza

Harto de la hipocresía expresada por esos que se llaman nuestros representantes de los estamentos políticos, ante la anunciada retirada supuestamente forzosa de "la lideresa", como se autotituló mostrando su egocentrismo, todos han resaltado su alto valor político y algunos como un referente para el futuro, pero nadie hace referencia a su nefasto legado, sus macroproyectos de la golfería del golf, llegando a privatizar terrenos del Canal de Isabel II en el centro de Madrid para crear una escuela exclusiva para la élite, amén de fomentar campos en todas las comunidades. Lógico, sabiendo que familiares poseen participaciones en empresas para tal fin. O el proyecto de privatización del agua madrileña; o su última apuesta por el macrocasino madrileño, falseando las cifras de empleo cuando en todos los casinos de Sheldon Adelson en Las Vegas y Macao no tienen más de 35.000 empleados, ocultando la aparición de delincuencia de todo tipo asociada a ellos, prostitución, proxenetas, blanqueo de dinero, ludopatía que llevará a la ruina a muchos, etcétera, sin olvidar la vejación a la que sume a sus empleados. Hay documentales en YouTube que muestran esa podredumbre.

Sin olvidarnos de lo doméstico en Madrid, comunidad: el abandono de la enseñanza pública en detrimento de la concertada, supresión de profesorado, pero contrata a dedo a profesores de inglés nativos; supresión de las subvenciones en comedores, transportes de niños, de acompañantes, cobrar por llevar el táper; la supresión de subvenciones a los dependientes, con el abandono de los crónicos sin darles un lugar para su atención, llegando a echarles de los hospitales; desatención a mayores que viven solos, cobrar medicinas a todos, negando la asistencia médica no solo a extranjeros, sino a desempleados con más de dos años de paro, etc.

José Enrique Centén Martín