La Asociación del Casco Histórico de Santa Cruz de La Palma organizó el pasado jueves una mesa redonda para debatir sobre la importancia de los cruceros para los establecimientos capitalinos, analizando las debilidades y fortalezas del destino, acto que contó con representación de las consignatarias, las agencias de viaje, guías, técnicos en turismo y la cúpula de la patronal, además del alcalde, Sergio Matos.

Después de que las primeras intervenciones se centraran en la incapacidad del ayuntamiento para mantener limpia la ciudad o en la necesidad de mejorar la señalización como aspectos claves para la imagen de la capital, con un vídeo de diez minutos de duración en el que se reflejaban los inconvenientes a los que tiene que enfrentarse un pasajero de crucero desde que sale del puerto, el regidor municipal tomó la palabra para reconocer que "es cierto que la ciudad puede estar más limpia, pero no olviden que contamos con nueve barrenderos y con esa cifra tenemos que atender el casco histórico pero también todos los barrios. Santa Cruz de La Palma no es solo la calle Real y la avenida Marítima. De todas formas, hay otras cosas que me preocupan más...".

Matos, que pareció por momentos sentirse "atacado" ante los primeros comentarios surgidos en la mesa de debate, se mostró contundente al afirmar "a mi me preocupa más el engaño al que en ocasiones se somete al turista en esta ciudad. Aquí hay bares que por un litro de sangría cobran 18 euros. Esa imagen sí me preocupa. Los turistas no son tontos y observan tanta diferencia de precio entre un bar y otro que alucinan. Hay bares que cobran cuatro euros por cada caña cuando el cliente es turista. ¡Hay que abrirle los ojos a los caraduras!".

La línea de intervención del alcalde fue refrendada por el representante de las agencias de viaje, Manuel Negro, quien apuntó que "los turistas buscan aquí en La Palma lo mismo que buscamos nosotros cuando viajamos. No quieren engaños. En Alemania los establecimientos están obligados a poner precios claros que los vean los clientes". También Tomás Barreto, presidente de Cepyme, expresó que "no hay nada peor que el engaño. En un viaje a Grecia a tres grupos que fuimos en taxi al mismo lugar, nos cobraron tres precios diferentes. Te quedas con esa imagen y no te dan ganas de volver".

Sin idiomas ni actitud

Una de las deficiencias ante el turista más remarcadas en esta jornada fue la falta de formación de los dependientes, principalmente en lo que se refiere al manejo de idiomas y a la actitud de venta. Tomás Barreto puso como ejemplo "la capacidad de los vendedores en Funchal. Es raro el dependiente que no hable inglés, además de su actitud. Cuando somos turistas, queremos que nos sonrían". Una desventaja que para el alcalde "es definitiva. Me preocupa que no sepamos idiomas y pretendamos aprovechar los cruceros", mientras que Ana Castañeda, técnico con más de 20 años de gestión en el área insular de Turismo, subrayó que "nos falta la conciencia de atención al turista. A veces los palmeros somos un poco arrogantes".

Para Manuel Guillén, de la consignataria Hamilton y Cía, "hay que tener más simpatía, aquella que sí teníamos hace unas décadas y que hemos perdido. Hay que ser amables". Incluso Juan Arturo San Gil, el presidente de los empresarios del casco, asumió que "algunos bares se quejan de que los cruceristas solo entran a sus establecimientos para ir al baño, cuando lo que tendrían que hacer es aprovechar para tratar de venderles un café o una caña".

Iglesias cerradas

Otro de los aspectos que se analizó en este encuentro, que contó con la presencia entre el público de numerosos empresarios y políticos, fue la necesidad de abrir inmuebles con interés para el visitante. En este sentido, Elías Martín, guía experto en excursiones por Santa Cruz de La Palma, contó que "nos encontramos con edificios cerrados, como las iglesias, de interés para los cruceristas. A veces ocurre lo mismo con centros públicos, como el Palacio Salazar".