ESO TE PREGUNTARÁS si eres uno de los doscientos ochenta mil parados registrados en Canarias y quieres dejar de serlo. Perdona la puntilla, pero es que hay muchos que se sienten cómodos con el subsidio, con esa perversión del sistema que perjudica al interesado aunque no se percate; alguno me he tropezado. ¿Qué hacer con tu vida?, esa es la pregunta. Ya sabemos lo malo de estar sin trabajo, veamos qué podría tener de positivo.

De entrada te sobra tiempo. Tiempo que te sirve para pensar en la respuesta. Una idea: reconoce tu verdadera vocación, por inconfesable que sea -no es fácil, pero no te engañes-, no es preciso que se la cuentes a nadie. El deseo de alcanzar tu vocación es la mejor motivación para ponerte en marcha, créeme. Repasa si tienes formación suficiente y confiesa tus carencias. Tres tareas si estás en el paro: haz algo de régimen, un poquito de deporte y ponte a estudiar. No te va a costar porque has conseguido enfocarte a esa actividad que te apasiona.

Mientras, hay que ganarse la vida, claro, y tú tienes un plan, e investigas qué es aquello para lo que sí estás preparado que te acerque a tu destino, que te permita palpar el ambiente; y averiguas qué empresas hacen de eso y dónde están; e indagas más y te enteras quién propone las nuevas contrataciones y cuándo sustituyen vacaciones. Y te olvidas el curriculum en casa y tratas de conocer gente y te conviertes en una persona proactiva y amable que pregunta sin molestar, tú solo quieres ayudar. Y, en paralelo, sigues tu plan y te formas.

Quizás eres de esos que descubren tener madera de empresario: esa idea innovadora que te ronda la cabeza desde hace tanto. Y en vez de un empleo te decides a buscar clientes, eres un valiente. Pues muy bien, otra forma de conseguir el sustento, por supuesto, pero ojo, que el camino del emprendedor tiene una mala vuelta atrás, debes ir con pies de plomo: qué vendes, a quién, a qué precio, cuánto hay que vender para que el negocio merezca la pena y cómo te financias, porque una empresa no puede arrancar sin dinero. Y tratar con tus socios, con tus clientes, con tus proveedores, con tus empleados, con tu competencia... un mundo hostil que requiere habilidades que debes entrenar.

De estas cosas hablo en mis libros "Cómo encontrar trabajo" y "Ser empresario", y ya está a punto el tercero, una guía práctica para entrar en política. Sí, en política, para canalizar esa otra vocación, no como salida laboral, sino como dedicación puntual al servicio de la comunidad. Necesitamos gente capaz y centrada que se implique. ¿Te animas?

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