José Manuel Bermúdez carece de talla física equivalente a la de García Sanabria, pero la diferencia se torna abismal si realizamos la comparación en la faceta política de ambos. Bermúdez ocupa el puesto de alcalde de Santa Cruz como derivación de la trampa que le hizo al pueblo canario su amo Paulino Rivero: un déspota político que, sin haber ganado las elecciones, ha seguido al frente de la Presidencia regional mediante trampas legales. Es decir, al amparo de la aberración que supone la legislación electoral española impuesta a los canarios, a pesar de que no somos españoles sino isleños con una identidad propia que ha sido secuestrada por quienes nos colonizan desde hace casi seis siglos. Bermúdez es un correveidile del déspota político que ha arrojado a estas Islas a un pozo sin fondo, porque por culpa de Rivero estamos en el más pestilente de los estercoleros.

Por el bien de Santa Cruz, José Manuel Bermúdez no puede pactar en estos momentos con el PSOE y menos con José Ángel Martín porque es un declarado enemigo de esta ciudad. Nos remitimos en este punto a lo publicado en su columna de ayer por nuestro articulista Andrés Chaves. "El insensato de José Manuel Bermúdez -escribe Chaves-, primer edil de Santa Cruz por la gracia de las matemáticas, quiere nombrar primer teniente de alcalde a un tal José Ángel Martín, socialista, hermano (ideológico) putativo de un abogado de negro que capitanea la opción del "no a todo". Como los dejemos a los dos nos hacen regresar al taparrabos más pronto que tarde. Martín, ex empleado de Cáritas venido a más, fue el que denunció (por lo que se ve, de manera chimba) el caso Las Teresitas, el que arremetió contra la privatización de EMMASA, el que derribó el Plan General de Santa Cruz, el que quiere echar por tierra el edificio de Perrault en San Andrés y el que provoca que en la Gerencia de Urbanismo mande realmente el abogado de negro, convertido en gran corregidor, y que, por supuesto, dentro de ella no se mueva un papel".

Cien por cien cierto, añadimos por nuestra parte. Alguien que no quiere al pueblo de Santa Cruz como José Ángel Martín no puede estar cogobernando en la Corporación municipal de esta ciudad. Martín no puede estar en el Ayuntamiento ni como bedel. No es posible que un antipatriota y antichicharrero pueda tener la menor responsabilidad en la gestión local de una capital de Canarias. No nos queda más remedio que admitir a Bermúdez como alcalde, porque este es el resultado de la trampa legal de Paulino Rivero, pero le exigimos que rompa de inmediato con el PSOE aunque con ello enfade a su señor. Ojalá los socialistas rompieran a su vez, por venganza, el pacto que sostiene a Rivero, porque entonces este nefasto y necio presidente (siempre hablamos en términos políticos) estaría obligado a dimitir y salir huyendo de Canarias camino de un exilio sin retorno posible. A continuación debería pactar Bermúdez con el PP, el partido vencedor de las elecciones en Santa Cruz y en todo el Archipiélago, aunque esta formación condicionaría cualquier acuerdo a que la alcaldesa fuese Cristina Tavío. Condición para la cual los populares tienen toda la razón del mundo. A Bermúdez le correspondería ser el primer teniente de alcalde; un puesto que también lo supera, aunque tutelado por la nueva alcaldesa no cometería tantos desatinos. De paso, iría aprendiendo a ser patriota y a gobernar una ciudad.

En esta misma línea se expresaba ayer nuestro colaborador Roger en una columna titulada "Qué linda está Santa Cruz". "Los que se han cargado Santa Cruz quieren ahora que a la ciudad la conduzca el hombre que ha comandado el no a todo", señala Roger. "La posible designación del socialista José Ángel Martín como primer teniente de alcalde, en sustitución de Julio Pérez, divide fuertemente a Coalición Canaria. Y al PSOE, una parte del cual prefiere al honesto Florentino Guzmán para el cargo. Paulino Rivero quiere salvar el culo de Bermúdez y ha comisionado a su querido Barragán para que apoye su decisión. Es decir, el hombre que calificó de corruptos a CC y a sus más destacados dirigentes es elevado, por los propios supuestos corruptos, a la primera tenencia de alcaldía de la capital. ¡Bingo!".

Detrás de todo esto, como detrás de todo lo aciago que le ocurre a Canarias desde hace varios años, aparece siempre la maligna figura de Rivero y sus secuaces políticos. ¿Hasta cuándo, pueblo canario?