Los sanitarios no supieron captar el malestar ciudadano. Fue una protesta que contó con la participación de unas mil personas, según datos de la Policía Nacional, reducida exclusivamente a los trabajadores del Servicio Canario de Salud, familiares, sindicalistas y algunos, los menos, que se unieron a la causa, como aquella representación del 15-M que se hizo notar casi a la cola de la movilización. Los gritos de "nos afecta a todos" no llegaron a los viandantes, que desde las aceras observaban impasibles la evolución de la marcha.

Antes de iniciarse el recorrido, previsto para las 11:30 horas y que partió media hora después, el representante de la junta de personal del Área de Salud en La Palma se esforzaba por hablar ante los medios de comunicación "de la disminución de servicios" para la ciudadanía, con reducción de un helicóptero para traslados urgentes, pruebas que habrá que pagar, privatizaciones... Hizo hincapié en que la manifestación "no es solo para nosotros sino por todos los usuarios", que verán "recortados sus derechos". Justo enfrente, a pocos metros, un hombre de unos 44 años se preguntaba minutos después "si todavía quieren más dinero", si los médicos y enfermeros "les parece poco lo que cobran". El mensaje no había llegado.

"No te pongas enfermo, estamos en crisis", "Sin trabajo, sin dinero, sin salud. Sinvergüenzas"; "La sanidad de La Palma, D.E.P."... las pancartas reflejaban el malestar de los trabajadores que ven, además del aspecto social de los recortes, como sus derechos labores también están siendo atacados. La movilización, con gritos en contra tanto de Mariano Rajoy como de Paulino Rivero, se trasladó desde la plaza de España al discurrir de la calle Real. Pasaron junto a alguna farmacia que se encontraba abierta sin que nadie hubiera ido para representarla en la concentración. "Y luego se queja de que tardan en cobrar", soltó uno de los manifestantes, molesto también "por la poca presencia de desempleados. Los parados son los primeros que tenían que estar hoy aquí".

No se hizo notar la presencia de la clase política. Tan solo se "pertrechó" para la ocasión uno de los históricos de la izquierda en la capital palmera, quien reconoció que "no se supo llegar a la ciudadanía. Una protesta de este calado, con todo lo que está pasando en España y lo que está sufriendo la gente, tendría que haber sido multitudinaria". Quizás también influye "que los médicos y enfermeros no sean precisamente de los más que participan en las manifestaciones que hacen otros colectivos más necesitados. Se han sentido unos privilegiados y ahora tienen esta respuesta", comenta un camarero mientras los observa pasar.

La movilización, con una pancarta principal en la que se podía leer "La sanidad es un derecho, no un negocio", llegó sin ningún tipo de incidentes hasta la Dirección Insular de la Administración General del Estado. "Sabemos que no cambiarán sus decisiones, pero hay que seguir en la lucha", apunta una mujer con pancarta en mano. No será la última protesta de los sanitarios.