Imagínese que camina de regreso a casa después de su jornada laboral y sufre una caída de importancia y, tal vez, un esguince o una fractura. No hay nadie por los alrededores. ¿Qué hace usted? Echa mano de su teléfono móvil y llama al 112. Imagine ahora idéntica situación pero con un cambio: usted es una persona sorda. Quizá piense que la solución es sencilla: en lugar de una llamada, envía un mensaje de texto al mismo servicio de emergencias. Se equivoca. El 112 no ofrece esta opción, pese a que hace años que anunció la próxima implantación de un sistema para facilitar el acceso a los sordos. El resultado es que se encuentra usted en el más completo desamparo y solo le resta esperar a que algún viandante acuda pronto a auxiliarle.

Domingo Hernández y Javier de Luis son dos personas sordas integrantes de la plataforma Queremos Movernos, que trabaja para solucionar los problemas de movilidad y comunicación que afrontan las personas con discapacidad -o con diversidad funcional, como prefieren decir ellos- y que, en el caso de las emergencias, suponen un serio riesgo para su integridad.

De hecho, los incidentes -algunos de ellos protagonizados por los propios Domingo y Javier- se han sucedido durante los últimos años. El último -una chica que, precisamente, sufrió una caída y permaneció un buen rato sentada en el arcén sin poder pedir ayuda- ha sido la gota que ha colmado el vaso de su paciencia. "Da la sensación de que están esperando a que ocurra algo grave para actuar", opinan.

"Nos hemos reunido varias veces con el Gobierno y siempre nos dicen que se arreglará pronto. Pero ya han pasado años y seguimos igual". Ahora, las dificultades económicas por las que atraviesa la Administración no invitan al optimismo, aunque Domingo y Javier tienen claro que "los derechos y las leyes están por encima de la crisis".

El Centro Coordinador de Emergencias y Seguridad (Cecoes) 112 admite que aún carece de un sistema que permita recibir alertas de personas sordas a través de SMS, pero asegura que antes de que finalice el año será una realidad. "Es una demanda ante la que hay que responder", reconocen fuentes del centro, que aducen que el retraso se ha debido a la "complejidad técnica" que entraña la integración del nuevo sistema en la actual plataforma del 112.

Lo cierto es que otras comunidades autónomas disponen ya de un servicio similar. Son los casos de Cantabria, Aragón, Cataluña o Madrid. Canarias es "la peor" en este aspecto, se quejan los afectados. Domingo y Javier no creen que se trate solo de un problema de recursos: la falta de sensibilidad es, a su juicio, el motivo principal. "Los políticos tienen que ponerse en nuestro lugar. ¿Qué harían si no pudieran oír nada y tuvieran un problema de este tipo?", se preguntan.

Aunque el problema más inmediato es la operatividad del servicio de mensajes de texto, las personas sordas tienen otras propuestas para hacer más accesible el 112 al colectivo. Les gustaría que se incluyese el Whatsapp, un medio de comunicación que se ha generalizado especialmente entre los sordos. Las videollamadas también representarían una importante mejora. "Cuando se lo hemos planteado se nos ha dicho que es muy costoso y que se empezaría con los SMS para hacer las cosas paso a paso, pero por ahora no tenemos ni una cosa ni la otra", cuenta Domingo.

Las videollamadas deberían vincularse a "la formación en lengua de signos o la contratación de intérpretes", un aspecto que resulta crucial para poner el Cecoes 112 al alcance de las personas sordas. A juicio de Javier, "la solución ideal es que haya al menos dos intérpretes contratados".

Los obstáculos con los que se topan las personas sordas para acceder al 112 son solo una parte de los que encuentran en muchos momentos de su vida y su trabajo. "En los hospitales, en los aeropuertos, en los hoteles... Hay muchos ejemplos". Javier es uno de ellos: trabaja como funcionario en la Seguridad Social y, tras pedirlo insistentemente, solo hace poco ha conseguido que se instalen en el edificio avisadores luminosos para emergencias. "Pero solo se han puesto en la planta en la que yo trabajo. Siempre dicen lo mismo: que no hay dinero". Pero, tercia Domingo, "un cable y una bombilla no son tan caros. Es un problema de sensibilidad".

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