EL TSUNAMI nacionalista ha acabado con lo que quedaba de la unidad de España. Urge un referéndum que implante un consenso sobre un Estado federal, en el que se acaben los privilegios y realmente todos los españoles, cualquiera que sea el lugar en que habiten, tengan igualdad de derechos y deberes. Los privilegios consagrados por el "Estado de las autonomías", no sólo han profundizado la desigualdad entre los españoles, sino que han agravado las diferencias entre regiones en todos los ordenes, ha levantado disputas y agravios comparativos que ya afectan profundamente a la crisis política, económico y social que dejó el último desgobierno socialista, al tolerar que algunas regiones, especialmente Cataluña, despreciaran las sentencias de los tribunales. Y sobre todo, ha destruido la unidad de mercado exacerbando la crisis y la desconfianza internacional, con el daño para la imagen de España que es incalculable. Y en ese contexto, no es extraño que los políticos de algunas regiones pretendan enmascarar su fracaso con planteamientos separatistas, secesionistas o independentistas.

Hasta aquí hemos llegado, Pepe Ignacio. Una cosa es que en tiempos de crisis todos se aprovechen del enfermo, y otra que además de poner la cama tengamos que pagar el servicio. Que eso es lo que los representantes de las oligarquías dominantes en cada región, representen al partido que gobierna o no, pretenden hacer con España. Usted, Gobierno de Madrid, envíeme el dinero para pagar mis desmanes, despilfarros y clientelismo,... no me pida cuentas y... ya le anuncio que me independizo. ¡Menuda cara! Esto es lo que vienen anunciando catalanes y vascos en sus respectivas actuaciones. Con la ventaja para vascos y navarros, que ellos recaudan todo y no pagan, o se demoran en su contribución a los gastos comunes. En Canarias nos preguntamos si se han solicitado a Madrid 756 millones de euros, y 326 se destinan al pago de los vencimientos de deuda ¿los 436 restantes irán a mantener el sistema clientelar preparando ya las próximas elecciones?

Ha llegado el momento de una intensa acción política y de control por la situación crítica que estamos pasando. Pero no de una actuación descoordinada y temerosa como la que ha caracterizado a las diferentes manifestaciones políticas en las ultimas semanas, sino la de "anticiparse" a que las riadas de las autonomías se conviertan en el tsunami que arrolle toda una historia de siglos. Porque España no se inició en la manoseada unidad que proclamaron los Reyes Católicos, sino que ya existió una Hispania romana unida que comenzó precisamente en Tarraco e incluso un remedo de federación entre las diferentes taifas de Al Andalus.

Como ya te he comentado reiteradamente, Pepe Ignacio, en estas breves reflexiones quincenales, la Transición fue un consenso que cerró en falso muchos problemas. Principalmente el de la forma del Estado y la de su articulación territorial. Fue una gran equivocación.

En aquel momento de debilidad para un régimen que nacía en precario, hostigado por Marruecos en el Sur, sin legitimarse plenamente la Monarquía impuesta por Franco en el referéndum que dio lugar a las Cortes Constituyentes del 77. Y concediendo en la Constitución del 78 "derechos históricos imprescriptibles" a Navarra y el País Vasco, se creaba el agravio comparativo con Cataluña y muy pronto con Andalucía, Galicia y todos los demás.

El "café para todos" de Suárez no fue suficiente. Y como cada vez que no había mayorías parlamentarias, se tenía que recurrir a los diputados vascos y catalanes, muy pronto se desató la riada de la reforma de los estatutos. Que acabó con el tsunami provocado por Zapatero, cuando dijo que aprobaría lo que le mandara el parlamento de Cataluña (recuerda el alborozo de Maragall), y posteriormente, cuando toleró que no sólo Cataluña, sino otras comunidades, desobedecieran las sentencias del Tribunal Constitucional.

Todo eso ocurría mientras se generalizaba la corrupción en todos los niveles, las autonomías gastaban por encima de sus presupuestos para sostener a la casta política y se hinchaba la burbuja económica con leyes como la que entregó la calificación de las tierras a los ayuntamientos. Así fue naciendo un sistema corrupto que llegó hasta..., y a ministros y autoridades de la gobernación a la cárcel, y que hizo de la política una casta privilegiada de la que pronto se contaminaron otros poderes del Estado que tienen la misión de salvaguardar los valores nacionales y constitucionales.

Al fallar todo eso, y coincidir con la crisis económica y social, todo está contaminado por lo que urge que PP y PSOE deben juntos cerrar con un dique de serena firmeza el paso a la fantasmagoría de la autodeterminación -como ya hicieron con Ibarretxe-. O se corta, planteándolo ya, con un cumplimiento rígido de las leyes antes que el rescate a la banca y al país, para asegurar el mantenimiento de la unidad y garantice que no nos convirtamos en un estado fallido, o provocaremos que España salga de la Unión Europea y el propio estallido de la UE y del euro.