Año tras año, la sensación que experimentan quienes viven en el popular barrio de La Alegría, es que el tiempo se ha paralizado y que su situación no avanza. Es más, en muchos aspectos consideran que su realidad retrocede irremediablemente, pues por mucho que han puesto de relieve sus preocupaciones por el estado de las casas que fueron tapiadas por la riada de marzo de 2002, porque son un riesgo constante ante la llegada de las lluvias, lo cierto es que no solo no se han derribado, sino que algunas de ellas se han ocupadas por personas sin hogar ni recursos.

En el barrio se incrementa la preocupación por el deterioro que presentan estas viviendas, ya que tras el paso del tiempo, los daños estructurales que padecían se han transformado en irremediables y presentan multitud de grietas como consecuencia de los golpes y la humedad, por lo que algunos vecinos llaman la atención, ya que "en caso de que llueva, se pueden caer sobre las otras casas o dañar a las personas que las han ocupado".

De esta circunstancia, responsabilizan a los mandatarios municipales, a los que se les ha puesto de manifiesto esta realidad en infinidad de ocasiones, hasta que su falta de acción, ha favorecido que varias viviendas de la zona alta de La Alegría hayan sido habitadas de nuevo con el riesgo que esta decisión comporta.

Este es un aspecto que ha ido creciendo con el paso de los meses, y que consideran que podría seguir extendiéndose, "cuando se trataba de una situación que se ha puesto de relieve ante Urbanismo en infinidad de ocasiones, por el riesgo que comporta, pero jamás nos han hecho caso en nuestra demanda de que fueran derribadas".

Esta circunstancia obedece, según los habitantes de este barrio del Distrito de Anaga, "a las necesidades crecientes de las familias", un asunto en el que aseguran que no se hace nada, "ya que hay muchas personas que no reciben ni un mínimo de comida". Es más, hay vecinos que se han dirigido a los servicios municipales, y señalan que, incluso "algunos han ofrecido su trabajo a cambio de que se le alimentos para sus hijos, pero se les ha dicho que no".

Sin problemas

Quienes habitan en el barrio aseguran que no quieren problemas con las personas que se han metido en estas casas, pues se trata de casos extremos, pero le recriminan al ayuntamiento que una vez más les deje solos ante un nuevo problema.

Hay casos en los que se han metido hasta 15 personas en una de estas infraviviendas, en la que, según señalan, "se ha producido algún altercado por el que ha tenido que acudir la policía". Los habitantes de La Alegría señalan que "ya son muchas las casas ocupadas, y han sido los propios vecinos los que han evitado que se metan en otras en otras dos", porque su lucha siempre ha sido que las echen abajo y por eso las han tapiado, porque no están en condiciones.

Todos estos asentamientos se nutren de agua y luz de manera irregular, "mientras que el resto del barrio, conformado por personas humildes y con escasos recursos, debemos pagar nuestros impuestos como cualquier otro ciudadano".

También manifiestan sus quejas por la escasa limpieza en el barrio, que sigue siendo una constante, pues dicen que a pesar de que se han presentado escritos de queja reclamando más medios en la zona, la empresa responsable "nos ha negado incorporar a otro barrendero".

Además, reclaman mejoras en las aceras, calles y acondicionar el aspecto general de la zona, así como que se impida el acceso a la zona de las antenas.