Elegir. Eso es lo que han hecho los integrantes del Centro Social Okupado (CSO) Taucho. Escogieron un edificio en la calle Serrano 64 que llevaba muchos años cerrado, que era propiedad de la Seguridad Social y entraron en él. Decidieron elaborar programaciones culturales mediante decisiones asamblearias. Cuando les quisieron echar, optaron por la resistencia pasiva. Hoy, este espacio liberado de la ciudad, funciona como un centro social donde todos tienen cabida y la única norma es la autogestión.

"Queríamos un proyecto autogestionado sin injerencia de ningún tipo de institución", explican varios miembros de Taucho.

La autogestión es para Taucho como la evolución natural de las especies. Significa pasar de "agentes pasivos a activos". "Percibimos nuestras necesidades individuales, las unificamos como colectivo y buscamos la forma de cubrirlas", detallan. Necesitaban un lugar para reunirse y poner en marcha una actividad cultural y lo encontraron. Querían autofinanciarse y lo han hecho mediante la venta de camisetas.

También están dando los primeros pasos para montar un huerto urbano en la azotea.

Estas premisas no son simples decisiones puntuales. Se apoyan en una ideología según la cual la clase política "jamás ha conseguido resolver las necesidades de la ciudadanía". "La injerencia de las instituciones solo hace que se cubran lo que ellos entienden que son necesidades", explican.

De esta forma, defienden la autogestión porque "fomenta la creatividad que el propio asistencialismo nos niega".

Además, ellos quieren demostrar que si la autogestión es posible a su escala, puede serlo a otras municipales, insulares o regionales.

Los integrantes de Taucho se han encontrado con un altavoz inusual para difundir este tipo de ideas: una amenaza de desahucio. A raíz de que la Seguridad Social tratara de echarles en dos ocasiones, la labor del CSO traspasó capas de población y saltó generaciones. "Nos han ahorrado años de trabajo", consideran.

Ahora, están volviendo a poner en orden la casa. Están montando la biblioteca y ordenando los libros. Tienen una zona para exponer artículos de intercambio. "Dejas algo que no necesites y te llevas algo que te haga falta". Y, en resumen, quieren crecer en actividad.

Los próximos viernes 26 y sábado 27 realizarán unas jornadas de puertas de abiertas, para mostrar la casa y lo que hacen en ella.

A pesar de todos los nervios y tensiones del desahucio, la lectura positiva es que han recibido más apoyo del que se imaginaban.

Incluso el último Pleno del Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife se pronunció a su favor. Todos los grupos votaron "sí" a iniciar negociaciones con la Seguridad Social. Un pequeño paso adelante para la corporación, que rechazó declararlo bien de interés social, paso previo a una posible expropiación. Éste era el objetivo de Taucho, que argumentan que querían lograr un régimen parecido al de las murgas, a las que el consistorio no les pone ninguna condición para cederles los locales. Su fin último es que el inmueble sea siempre para el barrio de Duggi.

Ellos saben que entrar en un edificio que no es suyo es un delito, pero asumieron ese riesgo porque tienen "la convicción política y moral de que lo que estás haciendo está bien, aunque sea ilegal".

Aunque dicen que entre los usuarios no hay una ideología dominante o que los unifique a todos, también reconocen que hay un punto en común: la propiedad privada. Unos no creen en ella y otros abogan por que se respete, pero con unas limitaciones. A los miembros de Taucho no les cabe en la cabeza que se permita la especulación "en un territorio limitado como Canarias" o que existan pisos cerrados y miles de familias esperando años por una vivienda. Seguro que no son los únicos.