Indalecio Martín -"Indi" para todos-, revalida su estilo de asados con el que ha alcanzado la reputación de parrillero excepcional. Infatigable, consecuente, irrefrenable, casi todos los días del año vemos a este restaurador frente a su candente parrilla de carbón vegetal. Seguramente le ha dado de comer a todos los importantes del cono sur de Tenerife, descontando, claro está, a esos pocos que se resisten a la invencible dieta de las carnes. Su técnica: carne, fuego pausado y sal.

Proveído casi al 100% por Egatesa, poderosa empresa importadora de carnes de las regiones con valiosos ganados de España, este asador se ha impuesto en el mercado gracias a un servicio eficaz y a sus materias primas de óptima calidad. Es probable que su modelo de asador motive no pocas envidias dentro de su gremio parrillero en el que, raramente, de cinco que se instauran, solo uno, en cualquier época económica, llega a triunfar.

"Indi" vino a Tenerife a los 17 años. Dejó atrás una bella ciudad del sur de España, Granada, próxima a las montañas de Sierra Nevada y los ríos Darro y Genil, y se instaló en el sur de Tenerife donde, a esa edad temprana, trabajó en los hoteles. Se casó con una canaria adejera, Pilar Encarnación -Encarna-, y atrás se quedó la infancia y su tierra andaluza. La pareja tiene dos hijos, un chico que ahora gerencia el negocio familiar, y una chica psicóloga.

La historia de un personaje como Indalecio Martín se asemeja a la de otros triunfadores que han hallado en Canarias una tierra donde poner en práctica, a veces tan solo validos de la intuición, sus habilidades para la subsistencia y el progreso. Su primer negocio fue un pub-restaurante en Playa de Las Américas. Después le siguieron otras aperturas de la restauración, como el famoso Mesón Las Rejas que en 1987 abriera con el isleño José Peña Avero, quien, solo, siguió -y sigue- adelante con el negocio. Para hacer real la idea de un asador como Dios manda, "Indi" tuvo que comprar un terreno en el municipio de Arona. Un terreno felizmente ubicado sobre la carretera general, en el cual construyó los primeros 200 metros de restaurante. Compró la tierra en 1992 y levantó en ella las primeras paredes dos años después, en 1994. Cinco años más tarde, cuando el negocio marchaba viento en popa, hizo su primera reforma: construyó 200 metros más. Era, en ese entonces, año 2007, como en los siglos pretéritos en que los barcos navegaban solamente con la fuerza del viento que hinchaba sus enormes velas, una época de avance para todos y los negocios crecían sin parar. También esos tiempos ahora parecen remotos.

Pero no solo a base de carnes se hace un gran negocio parrillero. Al lado del asador, "Indi" tiene colosales cocineros que hacen su trabajo a su sombra y en silencio. Un estereotipo que nadie impuso, pero que quizás viene dado por la ampulosa personalidad del restaurador que llena con su voz rotunda y alborozada todo el espacio del establecimiento.

Esos cocineros hacen judías de Tolosa, callos a la madrileña, garbanzos con bacalao... En verano, se lucen con vinagretas de pulpo y algo de pescado y en el invierno platos muy contundentes. Por ellos, por estos cocineros, todo el que llega al local tiene sobre la mesa pan caliente tostado, tomates, ajos, aceite de oliva extra virgen y sal, para que cada cual se haga su "pan tumaca".

La ficha

Dirección: ctra. gral. Guaza a Buzanada, nº 371, Arona.

Teléfono: 922 720 622.

Horarios: 13:00-16:00 y 20:00-23:00 h. No cierra.

P. medio: 25/30 euros

web: 1restaurantelabrasa@hotmail.com